
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

La Doctrina Social de la Iglesia (también Doctrina
Social Cristiana) es un conjunto de normas y principios referentes a
la realidad social, política y económica de la humanidad, basado en el Evangelio
y en el Magisterio de la Iglesia.
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) la define como un "cuerpo doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia"
II. EL PRINCIPIO DEL BIEN COMÚN
a) Significado y principales implicaciones
164.- De la dignidad, unidad e igualdad de todas las personas deriva el principio del bien común, al que debe referirse cada aspecto de la vida social para encontrar plenitud de sentido. Según una primera y amplia acepción, por bien común se entiende «el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección
El bien común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno es y permanece común, porque indivisible y porque solamente juntos es posible lograrlo, incrementarlo y cuidarlo con vistas al futuro. Como el actuar moral de cada uno se realiza en el cumplimiento del bien, el actuar social alcanza su plenitud en la promoción del bien común. El bien común es la dimensión social y comunitaria del bien moral.
165.- Una sociedad que, en todos los niveles, quiere estar al servicio del ser humano es aquella que se propone como meta prioritaria el bien común, en cuanto bien de todos los hombres y de todo el hombre.
La persona no puede realizarse sólo en sí misma, es decir, si prescinde de su ser "con" y "para" los demás. Esta verdad le impone la búsqueda, de modo práctico y no sólo ideal, del sentido y de la verdad que se encuentran en la vida social. Ninguna forma de sociabilidad, desde la familia, los grupos intermedios, la asociación, la empresa de carácter económico, la ciudad, la región, el Estado hasta la comunidad internacional, puede ignorar la cuestión del bien común que es la razón de su propia subsistencia

LA DIGNIDAD HUAMNA
El ser humano tiene dignidad y valor inherentes, solo por su condición
básica de ser humano.
El valor de los seres humanos difiere del que
poseen los objetos que usamos. Las cosas tienen un valor de intercambio.
Son reemplazables. Los seres humanos, en cambio, tienen valor ilimitado
puesto que, como sujetos dotados de identidad y capaces de elegir, son
únicos e irreemplazables.
La Iglesia ve en el hombre, en cada
hombre, la imagen viva de Dios mismo; imagen que encuentra, y está
llamada a descubrir cada vez más profundamente, su plena razón de ser en
el misterio de Cristo, Imagen perfecta de Dios, Revelador de Dios al
hombre y del hombre a sí mismo.
A este hombre, que ha recibido de
Dios mismo una incomparable e inalienable dignidad, es a quien la
Iglesia se dirige y le presta el servicio más alto y singular
recordándole constantemente su altísima vocación, para que sea cada vez
más consciente y digno de ella.
Cristo, Hijo de Dios, « con su
encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre »; por ello,
la Iglesia reconoce como su tarea principal hacer que esta unión pueda
actuarse y renovarse continuamente. En Cristo Señor, la Iglesia señala y
desea recorrer ella misma el camino del hombre, e invita a reconocer en
todos, cercanos o lejanos, conocidos o desconocidos, y sobre todo en el
pobre y en el que sufre, un hermano « por quien murió Cristo » (1 Co 8,11; Rm 14,15).
Por lo tanto, la Dignidad Humana, columna fundamental de la doctrina social de la Iglesia es el "Derecho fundamental" primerísimo del ser humano.
PRIMACÍA DE LA PERSONA

La dignidad de cada persona
humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política
económica, pero a veces parecen sólo apéndices agregados desde fuera para
completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero
desarrollo integral.
¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este
sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad
mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se
hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad
de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la
justicia.
Otras veces sucede que estas palabras se vuelven objeto de un manoseo oportunista que las deshonra. La cómoda indiferencia ante estas cuestiones vacía nuestra vida y nuestras palabras de todo significado. La vocación de un empresario es una noble tarea, siempre que se deje interpelar por un sentido más amplio de la vida; esto le permite servir verdaderamente al bien común, con su esfuerzo por multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo
Papa Francisco - Evangelii Gaudium 203
b) La responsabilidad de todos por el bien común
166.-
Las exigencias del bien común derivan de las condiciones sociales de
cada época y están estrechamente vinculadas a la promoción de la persona
y al reconocimiento, promoción y garantía de sus derechos
fundamentales.
Estas exigencias se refieren, ante todo, al compromiso
por la paz, la organización de los poderes del Estado, a la existencia
de un sólido ordenamiento jurídico, la salvaguardia del ambiente, a la
prestación de los servicios esenciales de las personas, algunos de los
cuales son, al mismo tiempo, derechos del hombre: alimentación,
vivienda, trabajo, educación y acceso a la cultura, transporte, salud,
libre circulación de informaciones y tutela de la libertad religiosa.
Todo
ello, sin olvidar el deber de las naciones en la edificación de
relaciones de cooperación internacional al servicio de la promoción del
bien común universal
167.- El bien común compromete es un deber con el que deben cumplir todos los miembros de la sociedad:
de acuerdo a sus capacidades, nadie puede sustraerse a él El bien
común debe perseguirse en su plenitud y no según visiones reductivas
subordinadas a la lógica de los beneficios particulares. El bien común
es expresión de las inclinaciones más elevadas de los hombres porque
requiere la búsqueda constante del bien de los demás como si fuera
propio.
Todos tienen el derecho a disfrutar de las condiciones de vida que resultan de la promoción del bien común. En este sentido, sigue siendo actual la enseñanza de Pío XI: «A cada cual, por consiguiente, debe
dársele lo suyo en la distribución de los bienes, siendo necesario que
la participación de los bienes creados se revoque y se ajuste a las
normas del bien común o de la justicia social, pues cualquier persona
sensata ve cuán gravísimo trastorno acarrea consigo esta enorme
diferencia actual entre unos pocos cargados de fabulosas riquezas y la
incontable multitud de los necesitados"
.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
Los principios permanentes de la doctrina social de la Iglesia constituyen los verdaderos y propios puntos de apoyo de la enseñanza social católica.
- Dignidad humana
- Bien común
- Destino universal de los bienes
- Principio de subsidiaridad
- Principio de solidaridad

EL COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Como quiere indicar su nombre es un documento-resumen (un libro), realizado por el Consejo Pontificio "Justicia y Paz", por en cargo del Papa Juan Pablo II.
Recoge en forma resumida y ordenada por materias el pensamiento social de la Iglesia, con citas permanentes a las cartas encíclicas escritas por los Papas sobre este aspecto de la doctrina y la moral de la Iglesia.
