COMENTANDO

AUXI        25  de Diciembre 2022                                   NAVIDAD                                                         

EN UNA NOCHE CERRADA

Era una noche cerrada, de puertas también cerradas, y un establo abierto. Reinaba el silencio.

En aquella noche oscura de Belén, no había luces deslumbrantes, ni algarabías por las calles.

Sucedió en los arrabales, a las afueras del pueblo, donde acampa la gente sin nombre, sin rostro ni propiedades...., los nadies; sólo unas pocas ovejas y tal vez alguna cabra. ¡Poca cosa!!

Allí, en un establo abierto para descanso de animales, se hizo presente la TERNURA en el cuerpecillo de un Niño frágil.

Y la noche cerrada y oscura se empezó a llenar de claridad, con un cielo repleto de estrellas, que brillaban más que otros días.

Los nadies se vieron inundados de esa gran LUZ y, saltando de gozo, corrieron al establo.

Se encontraron con lo más inesperado y desconcertante: Una pareja joven acurrucando a un Niño que acababa de nacer.

Los tres respiraban TERNURA, olían a TERNURA.

¡Fue la primera Navidad, Dios-con-nosotros!

En la noche cerrada y oscura de nuestro mundo, sólo pueden contemplar las estrellas y revestirse de ternura:

Quienes decidan frecuentar los arrabales y se coloquen cerquita de la gente que vive al raso, en calles tristes y sin luces, y con poquito turrón que echarse a la boca.

Quienes quieran dar un paseo por nuestras fronteras y divisen por el Mediterráneo pateras a la deriva cargadas de personas, que intentan llegar a nuestro mundo rico buscando una vida mejor y se topan con las puertas cerradas, o ahogan sus esperanzas muertas en el mar.

Quienes deciden dar una vuelta por nuestros lugares más cercanos donde la dignidad de la gente sigue negada. Tender la mano a quienes están caídos por la droga o viven en la soledad de la cárcel. O quieren caminar por la vida con los ojos bien abiertos y con el corazón dolorido por tanta injusticia y tanto sufrimiento, que hacen de la Noche-Buena, una noche y todos los días del año, una Noche Nada Buena.

A toda esta gente que han decidido callejear por los arrabales, les deseo de corazón que, la parejilla del establo y el Niño de la TERNURA, las colmen a rebosar de esperanza y no cedan al desaliento, para que la noche oscura se llene de una vez de la LUZ de Belén.

¡Lo conseguiremos, Dios está con nosotros, la TERNURA se ha hecho carne de nuestra carne!



¿ALGO INÚTIL?   ¿ POCO UTIL?

Dos preguntas sobre la oración que me ha sugerido la lectura del Evangelio de este domingo (Lucas 11,1-13). Mi respuesta ha sido casi inmediata: ¡Nada de eso! La oración, lejos de ser algo inútil en mi vida, es lo que da sentido y fortaleza a mi fe, a mi relación con Dios y a mi compromiso de ir haciendo posible el Reino de Dios.

Y me he seguido preguntando: ¿He sido lo suficientemente sincera en mi rápida respuesta, o es más bien un anhelo al que aspiro y deseo, pero que no siempre logro plenamente?

Reconozco que demasiadas veces tengo más de esto último que de mi primera respuesta.

Dándole vueltas al tema, descubro que con frecuencia, me dejo llevar por la cultura que socialmente nos envuelve, en la que lo que cuenta es lo útil, lo eficaz, lo que rinde, el hacer y hacer muchas cosas y que se vean los resultados..... Y claro, en este ambiente, la oración puede resultar algo inútil, una pérdida de tiempo. Con todo lo que tengo que hacer, ¿de dónde saco tiempo para hacer silencio y escuchar a Dios y a mi conciencia?

O si lo saco, es para pedirle a Dios por mis cosas y por mi gente, cuando me veo en apuros, me asusta coger el Covid, no sé cómo solucionar un problema en mi vida.... Una oración, o mejor unos "rezos", un tanto egoístas.

En el Evangelio de hoy, Jesús me enseña a orar de otra manera. Lo hace con una oración sobradamente conocida y repetida, tal vez de manera mecánica y rutinaria: EL PADRE NUESTRO. ¿Cuantísimas veces lo habré rezado en mi vida? No sé si las mismas que he llegado a comprender su profundo significado y compromiso.

A Jesús, para el que la oración fue algo muy útil en su vida, y así nos lo enseñó con tantas y tantas veces como se retiraba para hacer oración, hoy le digo que me enseñe a orar, que su Espíritu acampe en mi interior para que sea capaz de descubrir la oración no sólo como algo útil, sino como imprescindible en mi vida.

Se lo digo con sus propias palabras, y con las mías para que se hagan vida en mi vida:

"Padre Nuestro" Que no eres sólo mío, eres de todas las personas, sea cual sea su condición; y eres todo bondad para aquellas que peor lo pasan. Haz que no escatime esfuerzos para construir la fraternidad universal.

"Santificado sea tu nombre" Y no los nombres de los poderosos de nuestro mundo que oprimen a los pueblos empobrecidos, generan las guerras y acaparan en pocas manos los bienes de la tierra que Tú destinaste para toda la humanidad. Haz que con mis obras santifique y bendiga sólo tu nombre.

"Venga a nosotros tu Reino" Que de una vez en el mundo deje de reinar la violencia, la injusticia, la opresión de unos pueblos contra otros. Que se eliminen las vallas y se abran las fronteras, para que el mundo sea un mundo de hermanos. Haz que no escatime esfuerzos ni te ponga excusas para adelantar tu Reino.

"Hágase tu voluntad" Aunque no coincida con la mía, ni con mis gustos y apetencias. Haz que nunca haga de ti un Dios adaptado a mis caprichos e intereses, sino que yo adapte mi vida a la tuya.

"Danos hoy nuestro pan de cada día" Sin que pretenda acaparar tantas cosas innecesarias; sin que se me olvide que lo que a mí me sobra a otros muchos les falta, sin que haga del dinero un valor absoluto. Haz que sea una experta en el arte del compartir.

"Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden" Gracias porque sé que Tú siempre perdonas mis pecados e inconsecuencias. Haz que sea una persona siempre dispuesta a perdonar y a sembrar reconciliación.

"Y no nos dejes caer en la tentación" En las muchas tentaciones que acechan cada día, pero sobre todo en la gran tentación de creerme que la oración es algo inútil en mi vida.

¡Gracias, Jesús por enseñarme nuevamente a orar!


SIEMPRE CON PRISAS

Con frecuencia solemos decir "Que las prisas no son buenas", y es cierto. Como también es igual de cierto que nuestra vida la vivimos de prisa y corriendo, como si nos faltara tiempo para hacer con calma tantas cosas que amontonamos en nuestras cabezas y en nuestro quehacer diario: "Es que tengo mucho que hacer, es que me comen las tareas de la casa, los agobios del trabajo, los compromisos, es que se me pasan los días volando", es que, es que.....

Y es que las prisas también se han convertido en algo muy de moda en nuestra sociedad, generando ansiedad, stress, nerviosismo, agobio, sin serenidad ni reflexión, huyendo del silencio y lo que es peor: No disfrutar de la vida, ni vivirla con sentido. Vamos sobrados de ansiedad y de prisas y muy faltos de calma, con mucho alboroto y poco disfrute del bueno.

Con el Evangelio de este domingo en mano (Lucas 10, 38-42), encuentro a Jesús, que en sus afanes andariegos anunciando la Buena Noticia del Evangelio, llega a un pueblecillo llamado Betania y pasa de visita a la casa de dos hermanas: Marta y María, ambas tan contentas por recibir a un "visitante de lujo".

Y resulta que Marta, toda nerviosa, sin parar, echando la lengua, se pone a preparar comidas, y todo lo necesario para que al "visitante de lujo" no le falte ni el más mínimo detalle. Prisas y prisas para tener todo a punto. Una actitud de servicio muy digna de elogiar.

Mientras tanto, María, le echa un morro impresionante a la situación y se planta sentadita a los pies de Jesús, escuchando todo lo que él le iba contando, y sin importarle demasiado que su hermana estuviera con prisas de acá para allá, sin descansar ni un minuto.

Hasta que Marta se rebota de ver a su hermana sin dar golpe, y le pide a Jesús que le dé un toque y la ponga en marcha.

La respuesta de Jesús, como siempre provocadora, no se hizo esperar: "Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la mejor parte".

Quiero imaginarme el cuerpo que se le quedaría a Marta al escuchar semejante respuesta. Tal vez el mismo quese me ha quedado a mi cuando en silencio, he contemplado la escena y me he visto más identificada con Marta que con María.

La respuesta de Jesús a Marta podría ser la misma que me puede decir a mí cuando cada día ando con demasiadas prisas, con mil cosas que hacer, tal vez convencida de que si no las hago yo, se quedan sin hacer, y olvidándome de que "sólo una cosa es necesaria, y María, ha escogido la mejor parte".

No andar por la vida siempre con prisas, vivir con calma, sentarme a tu lado, hacer silencio, escuchar tu Palabra para que logre vivir con tus mismos sentimientos.

Quítame lo que me sobra de Marta y dame un poquito de María, no para que abandone el servicio a los demás, sino para que servicio, silencio y oración vayan en el mismo lote.

Escuchando esta canción me vuelvo a convencer de que "las prisas no son buenas".

DESDE BETANIA

Sentada a tus pies, escuchando tu voz
anhelando que llenes de Ti mi interior
dejando el quehacer para tomar aliento
y poder respirar ... respirar tus sentimientos...

Me siento cansada pero hay larga labor
y a veces parece que sólo estoy yo,
y hay tanto que hacer que no encuentro el momento
para poder respirar...respirar tus sentimientos....

AQUÍ ESTOY, JESUS, ANTE TI                                                                                                                                 NECESITO ESCUCHAR MI NOMBRE EN TU VOZ                                                                                                         TUS PALABRAS DE ALIENTO QUE SOSTIENEN MIS DÍAS:                                                                              ACOGER, TRABAJAR, CONTEMPLAR... COMO MARTA Y MARÍA.

A pesar de mi misma y de no saltar sin red,
seguiré tu camino como hiciste ayer:
dejándote hacer... recorrerlo entero,
y poder respirar brisas de amor eterno.

AQUÍ ESTOY, JESUS, ANTE TI                                                                                                                                 NECESITO ESCUCHAR MI NOMBRE EN TU VOZ                                                                                                             TUS PALABRAS DE ALIENTO QUE SOSTIENEN MIS DÍAS:                                                                            ACOGER, TRABAJAR, CONTEMPLAR...      COMO MARTA Y MARÍA.

ACOGER, TRABAJAR, CONTEMPLAR...COMO MARTA Y MARÍA                                                                              COMO MARTA Y MARÍA

MI NOMBRE EN TU VOZ.......COMO MARTA Y MARÍA

(pinchar aquí para escuchar)                                                                  Salomé Arricibita


BIEN FÁCIL DE ENTENDER

(Pero mucho más difícil practicarla)

Es lo primero que me ha sugerido la reflexión sobre la parábola del "Buen Samaritano", que nos cuenta Jesús en el evangelio de este domingo (Lucas 10,25-37).

Con esta historieta tan sencilla y tan fácil de entender, Jesús nos sitúa en lo fundamental de su mensaje: El amor al prójimo, centrado principalmente en la COMPASIÓN de cuantas personas siguen estando hoy tiradas, abandonadas, despreciadas...., en las cunetas de nuestro mundo.

Son demasiadas, miles, millones....., fruto de "una economía que mata" -en palabras del Papa Francisco-, y de una cultura que hemos asumido sin más, basada en el individualismo y en el "sálvese quien pueda".

Pero Jesús no se cansa de provocarnos. Así intento acoger en mi vida esta parábola: Una provocación para que sinceramente me pregunte con quiénes y cómo pongo en práctica lo que Jesús le dice al maestro de la ley: "Anda y haz tú lo mismo".

Y para responderme, me sitúo en la escena:

+ Un hombre tirado en el camino, al que han robado, maltratado, abandonado y dejado medio muerto. Un hombre sin nombre, sin rostro. Una triste situación que se repite en nuestros días. Son las personas inexistentes.

 + Un sacerdote y un levita; los dos son personas muy religiosas, cumplidoras de la ley, servidores del Templo, funcionarios de la religión y del culto a Dios. Ven al herido, "dan un rodeo y pasan de largo". Andarían muy ocupados en sus "rezos" y se olvidaron del arte de amar al prójimo.

+ Y llega el que no entiende de dar rodeos: Un samaritano, un extranjero nada religioso, un hereje del que se podía esperar más bien nada. . . , es el que se conmueve ante el hombre abandonado, le cura las heridas, interrumpe su viaje, ofrece su tiempo y su dinero. Apuesta por la COMPASIÓN.

Después de contemplar la escena, dejo que el silencio me aproxime a descubrir cuántos rodeos doy para evitar que las personas más machacadas me calienten la cabeza. Cuántas veces apago el móvil para no escuchar sufrimientos ajenos. Cuánto de ligera camino o me cambio de acera para no toparme con quienes me van a complicar la vida. Descubro que son bastantes; de mismo modo que descubro cómo el Señor me sigue diciendo: "Anda y haz tú lo mismo". Haz de samaritana. No abandones la oración, pero no cierres los ojos al sufrimiento ajeno. A tu espera se encuentran muchas personas sin nombre tiradas al borde del camino.

Y me ha venido muy bien leer lo que San Vicente de Paúl les decía a las Hijas de la Caridad: "Llamarán a la puerta mientras hacéis oración, para que una hermana vaya a ver a un pobre enfermo que la necesita con urgencia... Porque, mirad, la caridad está por encima de todas las reglas y todas las leyes... Dios os llama a hacer oración y al mismo tiempo os llama a atender a aquel pobre enfermo. Eso se llama dejar a Dios por Dios".


INDIGNACIÓN Y DOLOR

Estas últimas semanas las estoy viviendo con dos sentimientos que se convierten en uno solo: Indignación y dolor, por dos acontecimientos que han ocurrido en estos días.

La masacre de Melilla:

Cada vez que me he parado a reflexionar sobre la masacre de Melilla, que ha terminado con la vida de decenas de personas emigrantes, amontonadas en el suelo, maniatadas, heridas, enterradas sin identificar....., me ha dolido el alma, porque los emigrantes no son una amenaza para nuestra seguridad, son nuestros hermanos.

Bien sabemos por qué arriesgan su vida en el intento de saltar la valla. Y sus vidas se quedan destrozadas en el intento!!!

Y porque soy incapaz de ponerme en su "pellejo", por eso me indigno. Yo tengo todo asegurado para vivir dignamente y hasta me sobra, sin necesidad de saltar ninguna valla aunque sea de medio metro.

Y me indigno porque este cúmulo de muertes y sufrimientos son evitables, si nuestro mundo se rigiera por los criterios del Evangelio, en vez de por criterios de poder, de dinero, de falsa seguridad.... Mas lo primero parece que cada vez nos interesa menos y preferimos seguir construyendo un mundo deshumanizado.

Y hago mías las palabras que, muy valientemente, ha dicho Santiago Agrelo, obispo emérito de Tánger:

"Yo no puedo decir que los responsables de esas muertes son los Gobiernos de España y Marruecos; yo no puedo decir que los Gobiernos de España y Marruecos tienen las manos manchadas de sangre; yo no puedo decir que los Gobiernos de España y Marruecos llenan de víctimas un frío, cruel, prolongado e inicuo corredor de la muerte. No lo puedo decir, pero lo puedo pensar, y es lo que pienso"

La cumbre de la OTAN:

Y a los pocos días de esta masacre, España se convierte en anfitriona de la cumbre de la OTAN. ¿Hablarán de ello, o más bien hablarán de reforzar los inmensos gastos militares mundiales? Con seguridad que hablarán de lo segundo, (el gasto militar mundial alcanzó un nivel récord el segundo año de pandemia, 2021, con más de 2 billones de dólares), con lo acertado que sería destinarlos a terminar de una vez con los grandes males que sufre nuestro mundo, principalmente en los países empobrecidos.

Me duele y me indigna toda la cantidad de dinero que se ha invertido en esta cumbre; los gastos militares sólo sirven para potenciar guerras y matar personas. Y todos tan contentos porque España ha sido por unos días el centro del mundo rico y poderoso, aún a costa de que hayamos perdido un poco-bastante de sentido común, de sentido de humanidad fraterna y pacífica.

No quiero renunciar a estos sentimientos de indignación y dolor, prefiero que sean para mí un revulsivo para dejarme "tocar" por el Evangelio de este domingo (Lucas 10,1-12.17-20), y sentirme nuevamente enviada a anunciar el Reino de Dios, que es justicia, fraternidad, paz, acogida, sanar heridas, recomponer dignidades rotas y esparcir pequeñas gotas de humanidad aunque a veces estén envueltas en lágrimas de indignación y dolor.


UN AMOR APASIONADO

A poco que me pare a reflexionar sobre el significado de la fiesta del Corpus Cristi, lo primero que salta en mi interior es que este día no es otra cosa que el día del amor apasionado de nuestro Dios por toda la humanidad; por cada mujer y por cada hombre en concreto. Un amor que no entiende de exclusiones. Un Dios locamente enamorado de todas sus criaturas.

Así lo manifestó Jesús a lo largo de toda su vida, hasta el punto de ponerse en nuestras manos hecho Pan partido y Sangre derramada. Un amor apasionado que se hizo Eucaristía: Regalo gratuito, que nos llena de vida, que nos esponja el alma, que nos da la fuerza para amar apasionadamente a todas las personas. ¡A todas!

Por eso reconozco con tristeza, que hay momentos en mi vida en los que me cuesta tomarme en serio la Eucaristía.

Me cuesta porque no siempre estoy dispuesta a asumir que comulgar con Cristo, comer a Cristo, "tragarme" a Cristo, es un compromiso serio y fuerte que me complica la vida.

"HACED ESTO EN MEMORIA MÍA"

Jesús, ¿qué me estás diciendo con estas palabras.....?,¿qué me tengo que hacer pan partido para todas las personas, principalmente para aquellas que carecen de casi todo?; ¿qué me tengo que hacer amor apasionado, y sentar a la mesa de mi vida a quienes son menos queridos y nada valorados?; ¿qué tengo que empeñarme con todas mis fuerzas en la lucha por la justicia?; ¿qué debo compartir lo que soy y lo que tengo y llevar una vida más austera? ¿qué.....?

¡Para, para, que ya me has dicho bastante! Igual que a tus primeros seguidores les costó entenderlo y vivirlo, igual me pasa a mí.

Pero Tú, sigues ahí, metidito en un trocito de Pan, para llenarme de VIDA. Por eso te sigo comulgando, aunque me cueste. Necesito que me sigas llenando de tu Vida.

"DADLES VOSOTROS DE COMER"

Y por si no me quedaba bien claro, aquí tengo el evangelio de este domingo (Lucas 9,11b-17). ¡Otro despropósito de los tuyos! ¿Dar de comer a una multitud sólo con cinco panes y dos peces? ¿No, es más sencillo despedirlos y que se busquen la vida.....?

Vuelvo a releer en silencio este evangelio. Me queda claro que Tú no haces magia con cinco panes y dos peces; que tu "magia" va por multiplicar el Amor apasionado, para que las muchedumbres hambrientas de nuestro mundo, reciban tu abrazo, el pan que les hemos quitado, mi pequeño trozo de pan, que se hace más grande siempre que te comulgo y dejo que Tú me hagas pan partido y compartido en cada Eucaristía.


"CON LAS PUERTAS CERRADAS"

La fiesta de Pentecostés me encanta porque es uno de los mayores regalos que nuestro Dios nos hace: Nos da su Espíritu, su aliento de Vida, su fortaleza, su impulso..., para que vivamos desde y con sus mismos sentimientos. Se nos dio en el Bautismo, se nos volvió a transmitir en la Confirmación, se nos da en cada instante en que abrimos nuestro interior para llenarlo de Dios.

¡Es Pentecostés! La fiesta de todos los bautizados. La fiesta de los seglares: Hombres y mujeres que, acogiendo el don del Espíritu, tenemos como única tarea santificar el mundo.

Por ello, y con muy buen acierto, toda la Iglesia celebra hoy el "Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar", para volver a recordarnos la urgente necesidad que hoy tiene nuestro mundo de personas que, "tocadas" por el Espíritu de Dios, hagan posible que el mundo respire el aire fresco del Espíritu de Dios, y se disipen para siempre otros "aires" que acarrean demasiados sufrimientos y muy poca humanidad.

El Evangelio de hoy (Juan 20,19-23), nos presenta a los discípulos "en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos".

Estaban asustados y llenos de miedo por si corrían la misma suerte que el Maestro. Y justo en ese momento, aparece Jesús regalándoles su Espíritu.

«Recibid el Espíritu Santo. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo»

Y al instante se les quitó el miedo, abrieron de par en par las puertas de la casa y, "llenos de alegría al ver al Señor", se lanzaron a la calle a anunciar la Buena Noticia aprendida y acogida del Maestro. El resultado fue inmediato: Todas las gentes los entendían.

¡Pentecostés! Una fiesta que digo que me encanta, pero que a la vez remueve mi interior, porque no siempre las puertas de mi "casa" están abiertas de par en par para que se cuele el aire del Espíritu y arrastre todo lo que en mi vida hay de miedos, de perezas, de rutinas, de cobardías a la hora de anunciar con palabras y hechos, que lo de Dios merece la pena; que hoy sin duda más que nunca, necesito y el mundo necesita respirar a Dios.

Hace ya unos años escribí está súplica que hoy vuelvo a recordármela, por si me atreviera de una vez, a tener siempre abiertas las puertas de mi casa.

PASA, ESPÍRITU DE DIOS, NO TE QUEDES EN LA PUERTA

Bienvenido, Espíritu, pasa, no te quedes en la puerta.

Te abro un poco asustada, porque no sé si te gustará mi casa.

Es una casa débil, aunque quiera aparentar ser un "caserón".

Está hecha con el barro de mis debilidades;

sostenida con paredes que, a veces, se tambalean

por los miedos, las resistencias, las cobardías, los cansancios,

las desesperanzas..., sobre todo, cuando el horizonte

de la Utopía, se vislumbra lejos, demasiado lejos....

Pero tú, pasa, no te quedes en la puerta.

Te necesito, para que tu Luz penetre hasta el fondo

en todas mis habitaciones; algunas están un poco sucias

porque no me atrevo a abrir del todo las ventanas,

y dejar que entre tu "viento huracanado"

y arroje al vacío todo lo que en mi frena la profecía,

la compasión, la denuncia de la injusticia,

la donación sin precio.

Pero tú, pasa, no te quedes en la puerta.

Te necesito, para que tu "fuego" ilumine con su fuerza

todos los rincones oscuros de mi casa.

Rincones que, tras el paso de los años, se petrifican,

y no son capaces de abrirse del todo al dolor del mundo.

Pero tú, pasa, no te quedes en la puerta.

Te necesito, para que me sigas regalando tu "don de fortaleza".

Y también el de "sabiduría".

Ambos me hacen mucha, mucha falta,

`para vocear, sin miedos, aquí donde estoy, `

que "Jesús es el Señor",

es mi Señor, mi único Señor, por más que el "sistema"

se empeñe en meterme en la cabeza que existen

otros "señores" que no complican la vida.

Pero tú, pasa, no te quedes en la puerta.

No te abriré mañana, te abriré hoy mismo,

para que te hospedes para siempre en mi humilde casa.

Y seguir anunciando que sólo Tú eres el SEÑOR de mi vida.


HA ESTALLADO UNA BOMBA

Una inmensa bomba cargada de VIDA ha estallado, y recorre todos los rincones de nuestro mundo repartiendo semillas de paz, de justicia, de solidaridad, de profunda esperanza.

Una gran explosión de LUZ, ilumina la noche del sinsentido, y de lo absurdo de todas las guerras; de todos los rencores enquistados; del hambre que mata; de individualismo que margina y ahoga la fraternidad; del afán del poder y del tener más y más, que expulsa al borde de los caminos a millones de personas....

Ocurrió al amanecer "Del primer día de la semana". Y el mundo empezó a ser un poquito más humano.

Un grupito de mujeres -muy madrugadoras ellas-, se acercaron al sepulcro donde habían enterrado a su Amigo del alma, al que tanto habían querido. Pero allí ya no estaba. Desconcertadas, sólo oyeron una pregunta y una noticia: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado" .

Para ellas, lo que oyeron y vieron en la mañana de la Resurrección, no fue una bomba, sino un gran bombazo, que les cambió la vida para siempre. Experimentaron que sus corazones se llenaban de alegría y de esperanza, y no pudieron callarse. Salieron corriendo para hacer que la bomba estallara.

¡Y estalló! Nuestro Dios, ha vencido a la muerte y nos ha hecho portadores de Vida. Esta es la gran noticia de la Pascua, que hoy resuena con la misma fuerza que en aquella primera mañana, inundó de alegría y esperanza el corazón de las mujeres.

Y por ello, esta gran noticia, nos invita a estrenar nueva vida, a sembrar en cada rincón de nuestras casas, de nuestro trabajo, de nuestro pueblo, de nuestras amistades y de nuestro mundo sufriente, una pequeña bomba de esperanza.

Puede que sigamos saboreando el vinagre del dolor, del sufrimiento, de la injusticia, de la guerra, de nuestras propias limitaciones y egoísmos......, pero tenemos la certeza de que nuestro Dios, resucitando a Jesucristo ha puesto en marcha un futuro nuevo para cada persona y para toda la humanidad.

Y ha hecho estallar para siempre una gran bomba de justicia, de paz y de esperanza, que ningún poder opresor podrá acabar con ella, porque un enorme gentío de hombres y mujeres, creemos firmemente en que Cristo sigue vivo y por ello, seguiremos apostando por la VIDA.

Gozosa y comprometida Pascua.

MENOS PIEDRAS Y MÁS CORAZÓN

Reflexionando sobre el Evangelio de este último domingo de Cuaresma (Juan 8,1-11), esto que os comparto es lo que ha ido resonando en mi interior:

Los fariseos y los escribas, que se conocían al dedillo todas las leyes, las cuales había que cumplir a rajatabla, se organizan para ponerle una trampa a Jesús a ver por dónde sale, a ver si deja de una vez de hablar de misericordia y de compasión, y se pone a defender la ley por encima de todo, por encima de la persona.....

Jesús llega al Templo, después de orar en el Monte de los Olivos. ¡La oración siempre presente en la vida de Jesús! ¿Y en la mía...?

Los defensores de la ley le presentan a "una mujer sorprendida en adulterio", que según la ley de Moisés debía morir apedreada. ¿Y el adúltero? ¿A ese no lo condenan?

Si el adulterio es cosa de dos, ¿por qué sólo acusan a la mujer? ¿Sería pura casualidad....? ¿O es que la mujer en aquella sociedad, -también en la nuestra-, tenía y tiene menor dignidad que el hombre?

"La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras;  tú, ¿qué dices?"

Seguro que no le fue fácil a Jesús salir de semejante atolladero, por eso se tomó su tiempo y se puso a enredar en silencio, escribiendo en el suelo, y por fin soltó su "sentencia", la cual hasta se ha quedado como dicho popular.

"El que esté libre de pecado que tire la primera piedra"   

¡No hay más que hablar!!!

Y no quedó ni uno de los acusadores; sin decir ni media palabra, "se fueron escabullendo, empezando por los más viejos".

Llegada a este punto, pienso lo fácil que es condenar sin antes ponerme en el lugar de la persona. Condenar a los drogadictos sin remedio, a los encarcelados por haber cometido atrocidades, a las prostitutas que podían buscarse otros trabajos, a quienes no piensan como yo..... ¡Qué fácil , y qué bien se me da tirar la piedra, sin antes reconocer mi propio pecado!. Pero, ¿quién soy yo para hablar, ni juzgar a nadie? ¿Antes de poner la ley por encima de la persona, me pregunto si esa ley es o no justa?

Y Jesús se queda solo mirando a la mujer. El diálogo entre ambos está cargado de ternura y de respeto. Jesús no le hace ningún interrogatorio sobre su vida. No juzga la conducta que la mujer haya tenido, lo que importa es que se sienta dignificada y motivada para emprender una nueva vida.

"Tampoco yo te condeno. Anda y no peques más"

¡Menos piedras y más corazón! Esto le pido hoy al Señor. Que me atreva a vaciar mi corazón de piedras, y me lo llene de ternura, de compasión, de comprensión, de perdón. Que me ayude a examinar con sinceridad mi conducta, antes de condenar las conductas de los demás. Que agarre mi mano con la suya para que aprenda a levantar a cuantas personas siguen caídas, señaladas, injustamente condenadas.... Que agrande mi corazón y me lo llene de su infinita misericordia.

UN GESTO PROVOCATIVO

«Ese acoge a los pecadores y come con ellos.»

Por ahí iba la acusación que los escribas y fariseos le hacían a Jesús, y quizás fue una de las muchas razones por la que decidieron matarlo. No podían soportar que Jesús, no sólo los acogiera, sino que se sentara a comer con ellos. Un gesto tremendamente provocativo.

En aquella época los "pecadores" eran los despreciados por la sociedad, por la religión oficial del Imperio Romano y por aquellos que se consideraban superiores.... ¿Sólo en aquella época?

Pero resulta que Jesús tenía una especial predilección por las personas más marginadas y excluidas; más equivocadas y "pecadoras", las cuales no huían de ël, sino que se sentían atraídas por sus palabras, y sobre todo por su acogida incondicional y su gran capacidad de comprensión, porque nunca se sintieron ni juzgadas ni condenadas. Jesús las acogía tal como eran, sin exigirles nada y sin tener la seguridad de que cambiarían de conducta.

Y ante tal acusación de los escribas y fariseos, Jesús no se defiende, ni se enfada. Les cuenta una parábola, (un cuentecillo podríamos decir hoy), que sin duda conocemos sobradamente, y que también tiene mucho de provocación: "El hijo pródigo" (Lucas 15, 1-3.11-32).

Quiero imaginarme cómo se quedarían los escribas y fariseos al escuchar lo que Jesús les contó; con seguridad que por ahí empezaron maquinar la forma de quitarlo de en medio. ¡Era un Hombre excesivamente provocador!


Al leer y releer el Evangelio de este cuarto domingo de Cuaresma, me he sentido un poco parecida a los escribas y fariseos. ¿Cómo es posible que Jesús compartiera mesa con los malos-malísimos???

Pero no me he atrevido a acusarlo ni a juzgar su conducta. Al contrario, le he dado infinitas gracias por ser así, por enseñarme con quiénes me tengo que juntar, a quiénes tengo que acoger sin condiciones, a quiénes tengo que perdonar, a quiénes tengo que dedicar mi tiempo...., aunque esto me lleve a no sentirme del todo comprendida.

Y con un poco de tristeza reconozco que a veces me parezco al "hijo menor" que se aleja de la casa del padre a vivir su vida sin mayores preocupaciones, hasta que cae en la cuenta de que por ese camino jamás encontrará la verdadera felicidad.

Otras veces tengo algo del "hijo mayor", el que no se aleja de la casa, es responsable en sus tareas, pero su corazón está un tanto endurecido para comprender y acoger a quienes se equivocan.

¡Cómo me gustaría parecerme al padre de la parábola! Acoge al hijo descarriado, sin pedir explicaciones y hasta le monta una fiesta después de la que lió. Lo perdona sin más.

Una parábola provocadora, como provocador es hoy el perdón y el ponerse al lado o mejor, junto a, los "pecadores".

Desearía que en mi vida abundaran estos gestos. Sería la mejor forma de celebrar la Pascua.


"IR TIRANDO"

Cuando con frecuencia nos preguntamos ¿qué tal?, la respuesta casi inmediata suele ser "Pues ahí vamos, tirando....".

Nunca me ha gustado esta expresión; me parece que podemos estar haciendo de la vida algo pesado, aburrido, rutinario....; o tal vez sin demasiado sentido, sin horizontes, sin ideales, dejando todo reducido a vivir sin problemas, preocupados sólo por nosotros mismos y por los nuestros, sin que nos falte de nada, mirando sólo "de tejas para abajo" -como también solemos decir-, porque "Solo se vive una vez...."

La Cuaresma avanza y puede que se nos pase "Sin pena ni gloria". Una Cuaresma más, anclados en lo de siempre y poquito más. Pero el Evangelio de este tercer domingo (Lucas 13,1-9), llega con fuerza y da un buen revolcón a mi vida: Nada de "ir tirando"; nada de llevar una vida estéril, como la higuera que se pasaba los años sin dar nada de frutos.

Y las primeras preguntas que vienen a mi cabeza no puede ser otras:¿Qué clase de higuera soy? ¿Puede la gente acercarse a la higuera de mi vida y saciarse de frutos buenos?

Rápidamente descubro lo mucho que me falta para dejar de "ir tirando" y hacer que mi vida sea una higuera fértil, fecunda, que de higos pequeñitos pero sabrosos.

Por eso le pido al Señor que me siga "regando" con el agua de su Espíritu, que no deje de cavar alrededor de mi pobre tierra, que me de otra oportunidad, para que en esta Cuaresma sinceramente me plantee lo que en verdad implica la llamada que también el Evangelio de hoy me hace a la CONVERSIÓN, que no es otra cosa que irme pareciendo cada día más a Dios.

No lo lograré del todo pues el listón es más bien alto, pero deseo seguir en camino, no quiero ser una higuera sin frutos, ni quiero vivir "tirando".

No es la primera vez que vienes
y que la higuera muestra sus hojas arrogante
-verdes, grandes, ásperas, sin fruto-,
engañándote.Sabes que ocupa terreno fértil,
que sudaste y te deslomaste cuidándola'
para que diera los higos mejores,
inútilmente.Y aunque tienes ganas de cortarla
tu corazón hortelano se resiste.
Le cavarás la tierra, le echarás abono
nuevamente...Déjala un poco más.
Déjanos un poco más.
Déjame un poco más, Señor,
y cuídame.

Florentino Ulibarri

¡A NADIE LE AMARGA UN DULCE!

Más o menos así lo expresaron Pedro, Santiago y Juan cuando Jesús les regaló un adelanto de lo que sería su Resurrección. Y es que a nadie "nos amarga un dulce".

Estaban los tres tan a gusto en lo alto de la montaña, contemplando el brillo y la luminosidad que Jesús irradiaba, que Pedro tuvo una buena ocurrencia y le dijo a Jesús: "Maestro, qué bien se está aquí. Hagamos tres tiendas...."

Tal vez Pedro no era del todo consciente de lo que pedía; quizás se había olvidado que para vivir la vida del Resucitado primero había que pasar por la cruz.....

Pero seguro que se le quedaron las cosas claras cuando oyó una voz que decía: "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle"

El Evangelio de este segundo domingo de Cuaresma (Lucas 9,28-36), me lleva a identificarme con Pedro, cuando tantas veces huyo de la cruz y prefiero quedarme en la montaña, tranquilita, sin quebraderos de cabeza, sólo saboreando "los "dulces" que el Señor me regala con bastante frecuencia.

Más el Evangelio de hoy me invita a bajar de la montaña, a encontrarme con Dios y a escuchar su voz que me habla en la realidad cotidiana.

Una realidad que en estos días se torna excesivamente dura: El horror de la guerra en Ucrania, produciendo muerte y sufrimiento en miles de personas. Guerra que estamos asistiendo casi en directo, porque nos pilla cerca y puede afectar a nuestra economía.

Y dura es la realidad de las más de 25 guerras que actualmente existen en el mundo; guerras que tal vez las tengamos olvidadas, y de las que nos informan poco o casi nada, como sigue ocurriendo con la guerra del Congo, que dura ya treinta años por ver quién se apropia del control del coltán, para que no nos falten los móviles.....

Igualmente dura es la realidad, que casi a diario, contemplamos en la frontera sur de España; una guerra motivada por el hambre y la indignidad que padecen tantas y tantas personas que llegan a nuestro suelo buscando una vida mejor y a quienes les cerramos las puertas, les levantamos vallas y muros para que no pasen....

Y Dios sigue y sigue hablándome desde estas y otras muchas duras realidades.....

¿Escucharé su voz? Para ello necesito hacer silencio y dedicar más tiempo a orar, sin ponerme excusas de que tengo mucho que hacer y me falta tiempo; también Jesús tenía mucho que hacer y no dudó en retirarse a la montaña para orar.

Por ello le pido al Señor que sepa saborear "el dulce" de la oración. Que aprenda a escuchar su voz silenciosa, que hoy puedo oír en los cuerpos machacados por el absurdo de todas las guerras. Que me enseñe a ser voz de quienes le ha sido arrebatada.

LA VOZ DEL SILENCIO

Hay silencios que levantan muros                                                      y silencios que los otorgan.                                                               Hay intenciones con bondad,                                                           que en silencio no se mojan.

Hay silencios de poder                                                                         que nos "guardan" las fronteras.                                                 Hay silencios de querer,                                                                     que por no querer, condenan.

Hay silencios helados,                                                                        que nos gritan a la cara                                                                          y silenciamos su grito,                                                               apagando la pantalla,.

Hay silencios del alma                                                                              que nos hacen tener miedo,                                                                  y los miedos, a sus anchas,                                                               nos silencian la esperanza.

Hay miradas en silencio,                                                                   que me atruenan las entrañas,                                                      largas colas, frío y miedo,                                                                     rabiando desesperanza.

Hay tristezas tan profundas,                                                              que nunca sabré a que saben,                                                          ojalá enjugar sus lágrimas,                                                 iluminase oscuridades.

Hay silencios que incomodan                                                      porque reclaman justicia.                                                                        Hay silencios que acompañan                                                 porque comparten la vida.

Hay silencios que se alejan,                                                               silencios de manos frías.                                                                         Y hay silencios que calientan                                                              el alma, como caricias

Hay silencios que se cortan,                                                      porque en verdad no hay palabras,                                          ¡tantos seres sin hogar                                                                           y yo aquí sin hacer nada!

Hay canciones en silencio                                                                      y hay silencios que me cantan.                                                       Que cante mi corazón,                                                                aunque quiera callar mi alma.

Seamos voz del silencio                                                                de los que pierden su vida,                                                            voz fuerte, para que caigan                                                           las vallas y concertinas.

Seamos voz que nos saque                                                          del silencio que inmoviliza,                                                                  voz que toque los corazones,                                                             para curar sus heridas.

Salomé Arricibita

para escuchar canción pincha aquí


DE PLENA ACTUALIDAD

Estamos iniciando el tiempo de Cuaresma y pareciera que es algo pasado de moda o sólo reducido a comer potaje, sin probar nada de carne, o cosas parecidas que hemos ido aprendiendo y practicando como una buena costumbre, pero que a día de hoy, parecen pasadas de moda.

Reflexionando sobre lo que debe suponer para mí la Cuaresma, llego a la conclusión de que es un tiempo de plena actualidad. ¿Por qué?

Porque necesito convertirme al Evangelio, cambiando todo lo que me impide vivir al estilo de Jesús; plantearme con sinceridad el sentido de mi vida, confrontándola con la Verdad del Evangelio; encontrarme sinceramente con Dios hasta descubrir en qué debo de ir cambiando para que mi vida y mi fe vayan por el mismo camino y no sean dos realidades opuestas; porque no quiero hacer "oídos sordos" a la voz de de Dios que clama por las voces calladas de las personas más pobres y olvidadas de nuestro mundo.

Y porque en modo alguno quiero caer en las tentaciones a las que se enfrentó Jesús, según leemos en el Evangelio de este primer domingo de Cuaresma (Lucas 4,1-13): El afán de tener, de poder y de aparentar.

El afán de tener más y más cada día, cuya consecuencia es la terrible desigualdad que existe entre las personas que no nos falta de nada, y los millones de seres humanos que carecen de lo indispensable para vivir con dignidad.

El afán de poder -a pequeña o a gran escala-, que provoca esclavitud y dominación y hasta maltratos de todo tipo. Ahí están el sufrimiento y hasta la muerte de tantas mujeres por el simple hecho de ser mujer, y cómo estamos asistiendo en estos días a la barbarie de la guerra en Ucrania y de otras muchas más guerras que, aunque tal vez olvidadas, siguen provocando muerte y destrucción en nuestro mundo.

El afán de aparentar, donde todo vale con tal de tener buena imagen, donde todo vale aunque tengamos una gran vacío interior, y dediquemos más tiempo a cuidar nuestro cuerpo que nuestro espíritu.

Por ello la Cuaresma para mí es un tiempo de plena actualidad, porque con frecuencia me dejo vencer por estas tentaciones, y necesito "ayunar" de todo lo que me aparta de vivir mi vida al aire del Espíritu de Dios.

Me ha ayudado mucho en mi reflexión leer el Mensaje que el Papa Francisco nos ha regalado para este tiempo de Cuaresma. Le ha puesto un título sugerente y provocador: "NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN".

Y entre otras muchas nos dice:

"Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados".

¡Hacer el bien!!!    Algo que debería estar, como la Cuaresma, de plena actualidad.


¿DEJARLO  TODO....?

La escena que presenta el Evangelio de este domingo (Lucas 5,1-11), es desconcertante; al menos a mí así me lo parece.

Resulta que Pedro y sus compañeros de pesca se habían pasado toda la noche intentando coger algo de pescado y, nada de nada; estaban ya recogiendo los bártulos, y seguro que con muchas ganas de irse a descansar.

Pero aparece Jesús y le pide a Pedro que vuelva a intentarlo, y que eche las redes.

¡Qué disparate! Jesús, que tal vez no entendía demasiado del arte de la pesca, se le ocurre mandar a Pedro a pescar en pleno día, cuando la pesca se ha de hacer en las horas de la noche....

Me quiero imaginar el cuerpo que se le quedaría a Pedro, al escuchar lo que Jesús le proponía, y rápidamente le contestó:

"Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada pero, por tu palabra, echaré las redes"

Me asombra la absoluta confianza que Pedro pone en la Palabra de su Maestro. Él, que era experto en pescar, se fía plenamente de la Palabra de Jesús, el inexperto.. y se lanza de nuevo al lago. Y ocurrió lo que ocurrió.

Cada vez estoy más convencida de que a Jesús le encanta fijarse en personas que no tengan miedo a "mojarse", que rompan con la pereza de dejar la tranquila orilla de sus comodidades y seguridades, y lanzarse a lo nuevo.

Lo de "siempre se ha hecho así", no le sirve a Jesús como respuesta a sus llamadas.

Como tampoco le sirve al Papa Francisco, cuando nos repite:

"Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades". (EG49)

El relato del Evangelio termina diciendo que Pedro y sus compañeros de pesca, después de recoger los aperos, lo dejaron todo y le siguieron.

¿Dejar todo....? Me gustaría, pero a tanto no llego. Me gustaría tener la absoluta confianza en la Palabra de Jesús, igual que Pedro. Me gustaría abandonar miedos, seguridades, perezas... y echar las redes, una y mil veces, aunque "la pesca" no fuera nada abundante. Me gustaría ser "pescadora" de hombres y mujeres", y que ellas, sobre todos las más machacadas, marginadas y relegadas al olvido, ocuparan el centro de mi vida y mi tarea.

Me gustaría que Jesús no dejara de invitarme a "remar mar adentro", a pesar de que me dan mucho miedo las olas.

Auxi


LOS INVISIBLES

El título de esta reflexión bien podría parecerse al de una película, más no va por ahí la cosa.... Me ha venido a la cabeza al leer en esta semana, el informe de la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y de la Sociología Aplicada) "Evolución de la cohesión social y consecuencias de la Covid-19 en España", que ha presentado en Madrid la secretaria general de Cáritas Española, y que, como una radiografía perfectamente lograda, describe los desbastadores efectos que está generando la pandemia en España.

Los datos que presenta el Informe son muchos y muy duros, destaco sólo algunos que me han revuelto el corazón y han cuestionado algunas cosillas de mi vida:

  • Once millones de personas que viven en situación de exclusión social.
  • La precariedad laboral se ha duplicado y alcanza a 2 millones de hogares, produciéndose además un empeoramiento de las condiciones de trabajo que genera más trabajadores pobres
  • La desigualdad ha crecido más en este último año que durante la crisis de 2008. La diferencia entre más y menos ingresos ha aumentado más de un 25%.
  • La exclusión social en los hogares encabezados por mujeres ha pasado del 18% en 2018 al 26% en 2021.
  • En 2021 se sumaron más de 650.000 nuevas personas jóvenes (16-34) a la situación de exclusión, la mayoría en situación de exclusión severa.
  • El 50,3% de los hogares con extranjeros están en situación de exclusión social, siendo tres veces mayor que en los hogares españoles.

Y con esto me quedo. Pero lo más duro es que no son datos y números sin más; detrás hay rostros concretos, mucho sufrimiento, muchas lágrimas, mucha desesperanza.... Y tal vez mucho olvido por quienes vivimos sin que nos falte de casi nada, e incluso llegando a hacer de esta realidad algo invisible, porque bastante tenemos con "lo nuestro".

Y si esto y mucho más ocurre en nuestro país, me da temblor pensar en cómo andarán en los países de lo que llamamos Tercer Mundo. Ante ello se me acaban las palabras.....

Más un pequeño rayo de esperanza asoma en mi interior al pararme a pensar en el Evangelio de este domingo (Lucas 1,1-4;4,14-21), y en este trocito me detengo un largo rato:

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.                                    Me ha enviado a evangelizar a los pobres,                                                                   a proclamar a los cautivos la libertad y a los ciegos, la vista;                                        a poner en libertad a los oprimidos;
a proclamar el año de gracia del Señor"

En ello empeñó Jesús toda su vida, fue su permanente tarea, y le costó la muerte.

¿Es mi tarea? ¿Es la tarea de quienes nos decimos seguidores del Maestro?                                                         Seguro que lo intentamos, aunque no nos salga del todo.

Sin duda es la principal tarea de Cáritas, porque no se trata de repartir macarrones -aunque a veces sean necesario-, sino de colmar de dignidad a los invisibles.

                           . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . .

ÉL ME HA UNGIDO

EL ESPÍRITU DE DIOS ESTÁ SOBRE MÍ
PORQUE ÉL ME HA UNGIDO
SOY SUS OJOS, SOY SUS MANOS, SU LATIDO
EL ESPÍRITU DE DIOS ESTÁ SOBRE MÍ
PORQUE ÉL ME HA UNGIDO

Me ha enviado a ser hermano de los pobres
me ha enviado a liberar a los cautivos
a anunciar que hay que tener alma de niño
para amar con corazón abierto y limpio

Me ha enviado a poner gesto a su Palabra
me ha enviado a compartir pan y esperanza
me ha llamado a levantarme, abrir las alas
y abrigar a aquel que llora, sufre o calla.

EL ESPÍRITU DE DIOS ESTÁ SOBRE MÍ
PORQUE ÉL ME HA UNGIDO

El Señor se acercó a mí, posó su mano
y mi corazón cambió y vio a sus hermanos
y se llenaron de vida, días y años,
pues cobraron el sentido que buscaron

El Señor derrama en todos su caricia,
su bondad nos alimenta y nos aviva
somos hijos, somos cauce de la Vida
y su Amor a cada uno, es la Noticia.

EL ESPÍRITU DE DIOS ESTÁ SOBRE MÍ
PORQUE ÉL ME HA UNGIDO

Porque Dios no se reserva para nadie
se derrama sobre todos sin cansarse
nos promete a todos Vida
nos enseña su Justicia
acaricia con Amor nuestras heridas.

EL ESPÍRITU DE DIOS ESTÁ SOBRE MÍ
PORQUE ÉL ME HA UNGIDO
SOY SUS OJOS, SOY SUS MANOS, SU LATIDO
EL ESPÍRITU DE DIOS ESTÁ SOBRE MÍ
PORQUE ÉL ME HA UNGIDO
EL ESPÍRITU DE DIOS ESTÁ SOBRE MÍ
PORQUE ÉL ME HA UNGIDO

Salomé Arricibita


SIN CONTAR CONMIGO

Así lo hicieron mis padres: Sin contar conmigo, me bautizaron. Y os prometo que este ha sido el mejor regalo que he recibido en mi vida, y por este acierto, doy infinitas gracias a mi madre, a mi padre y a mi tía María que fue mi madrina.

Como muchos de vosotros, ni me acuerdo de aquel día. Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que comprendí lo que significaba estar bautizada, e intentar vivir en coherencia con el regalo recibido.

En este largo tiempo, han sido muchas las personas que me han enseñado y me han acompañado a poner en marcha el regalo del Espíritu de Dios recibido en el Bautismo. Y ahí siguen recordándomelo. ¡Como os lo agradezco!

Y como en este domingo celebramos la fiesta del bautismo de Jesús, he echado un rato a hacer un pequeño "examen de conciencia" sobre lo que implica ser persona bautizada.

He repasado cómo fue la vida y el mensaje de Jesús, y lo mucho que he aprendido de tantas personas que, con su palabra y sobre todo con su testimonio de vida, continúan ayudándome a no equivocarme de camino.

Por aquí ha ido mi "examen de conciencia":

¬ Por el Bautismo nacemos a una vida nueva; quedamos injertados en Cristo, asumimos su propuesta, nos unimos a su causa para vivir como Jesús vivió.

¬Empezamos a formar parte de la familia de la Iglesia. Hijas e hijos del mismo Padre, y por ello llamados a hacer del mundo una gran familia, todos iguales en dignidad, todos hermanos, sin nadie en las cunetas....

¬El Espíritu que se nos da en el Bautismo, nos ayuda a descubrir y a acoger el amor entrañable y sin límites de nuestro Dios, para hacer de nuestra vida un regalo de amor para los demás, y con más empeño para quienes carecen de casi todo o de todo para vivir con dignidad.

¬El Bautismo nos capacita para vivir siempre en esperanza, desde el convencimiento radical de que es posible un mundo diferente, si dejamos que el Espíritu recibido nos cambie, nos remueva y nos lance a llenarnos de Dios, para hacer que toda la creación respire a Dios.

Y hasta aquí he llegado. Seguro que me han faltado muchas más cosas que implica el Bautismo.

El resultado del "examen" me ha salido un poquito regular. Pero tengo clara una cosa: Que, aunque no contaran conmigo, hicieron muy re-bien en bautizarme, porque me va muy bien intentando cada día vivir respirando a Dios, aunque no lo consiga del todo.

RESPIRANDO A DIOS

En este mundo que sufre más que nunca                                              nuestros delirios de poder y grandeza,
porque en vez de jardineros responsables del mismo
nos hemos convertido en avaros comerciantes
que se creen dueños de su riqueza...
respirar tu Espíritu es nuestro sueño y vida.

En esta sociedad tan contaminada
por tanta desigualdad y farsa,
que sufre males y plagas endémicas
y en la que no cicatrizan las heridas
porque, para algunos, son fuente de riqueza...
respirar tu Espíritu es nuestro sueño y vida.

En esa Iglesia tan desacreditada
porque ha perdido ternura y gracia,
y quizá su verdad y buena noticia
al creerse dueña de tus dones y palabra,
y que anda triste, quejosa y desorientada...
respirar tu Espíritu es nuestros sueño y vida.

En esta cultura light y fragmentada,
con tantas palabras huecas y engañosas
y decisiones amañadas y egoístas,
en la que se ha enterrado la utopía
y suenan tan mal la pobreza y la renuncia...
respirar tu Espíritu es nuestro sueño y vida.

En este tiempo tan triste y yermo,

en el que unos lo tienen casi todo
y otros se están quedando desnudos,
con hambre, frío y horizonte oscuro
porque lo igualdad no está al uso...
respirar tu Espíritu es nuestro sueño y vida.

Ahora que estamos en honda crisis
de cultura, bienestar y valores,
de política, religión e instituciones;
ahora que la verdad no atrae,
queremos que él nos guíe y llene porque...
respirar tu Espíritu es nuestro sueño y vida.

Respirar tu Espíritu es nuestro sueño y vida,
pues necesitamos aire fresco y bueno
para seguir caminando contigo
y vivir al cobijo y sombra de tus alas
mientras aprendemos a ser hermanos
e hijos aquí, donde estamos.

Florentino Ulibarri

CARTA A LOS REYES MAGOS

Queridos Reyes Magos:

Tal vez estéis saturados de tantas cartas como habréis recibido. Esta mía la podéis leer cuando ya terminéis de repartir los regalos a los niños y a los no tan niños, y en la medida que podáis, ayudadme a que se cumplan mis deseos.

En primer lugar, quiero daros las gracias por algunas cosas que siempre me han sorprendido de vosotros:

¬Vuestra capacidad de búsqueda. Ya que sin formar parte del pueblo elegido de Israel, sin que nadie os hubiera hablado de Dios, os pusisteis en camino, en medio de la noche, siguiendo a una pequeña estrella que os fascinó.

¬Que no os importó dejar vuestra tierra, vuestras cosas, vuestras seguridades...., ni las dificultades del camino, ni el pensar que este viaje podía ser algo de gente "loca".... Pudo más el deseo de saciar vuestro interior, y de encontrar una luz para el mundo.

¬Porque pasasteis de adorar al todopoderoso Herodes; no os convencieron sus planes. Abandonasteis el camino de los fuertes y de los opresores, y os dejasteis cautivar por la pequeñez de un Niño, nacido en una remota aldea lejos de todo centro de dominación. Y allí os quedó todo muy claro.

¬Vuestra capacidad de entrega. No sólo ofrecisteis al Niño oro, incienso y mirra, le disteis toda vuestra persona. Y aquel encuentro os cambió la vida para siempre; descubristeis el sentido profundo de la existencia; os dejasteis empapar por la Luz que llenaban la oscuridad de la noche, y os brotó la necesidad de construir un mundo al estilo del pesebre de Belén.

¬Porque sin hacer caso a Herodes, os marchasteis a vuestra tierra por otro camino, dispuestos a contar a todas las gentes que habíais encontrado al Salvador del mundo y que por ello, os sentíais las personas más felices del universo.

¡GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS!

Y esto es lo que os pido, que me ayudéis a:

*Ser una mujer siempre en búsqueda, sin que me conforme con lo ya sabido, vivido y aprendido. Buscadora de Dios sin importarme el frío de la noche, ni las dificultades del camino.

*Que no me equivoque de camino y, aunque la estrella siga siendo pequeña, yo siga su rastro hasta hospedarme en los pesebres que los "nuevos Herodes" no dejan de construir. Ayudadme a comprender que sólo ahí encontraré la felicidad.

*No permitáis que adore ni a los poderosos, ni a los fuertes, ni al dios-dinero.... Que aprenda de vosotros tres a adorar lo pequeño, lo frágil, lo débil, lo que no cuenta, lo que no rinde.... Y a todo esto ofrecerle lo que soy y lo que tengo.

*Y que mi vida sea como una pequeñita estrella capaz de poner un poco de más luz en la noche de nuestro mundo.

Como sé que me ayudareis a conseguirlo, os estaré para siempre agradecida. Buen viaje de regreso a vuestra tierra.

Auxi


CON BUEN PIE


Hemos dicho adiós al 2021, un año cargado de sufrimientos, muertes, injusticias sangrantes, guerras, hambres, desigualdades, y el dichoso virus que no para de ponernos en jaque. A esta lista de "desastres" le podríamos poner cada cual nombres y rostros concretos.

Aunque no estaría de sobra pararnos y hacer otra lista de todas las cosas buenas que hemos recibido y vivido durante el 2021. Yo lo he intentado y os prometo que la lista me ha salido muy larga, llena también de nombres y rostros que me han ayudado a no caer en la desesperanza.

Por eso, el primer sentimiento que me ha brotado de mi interior ante el año que acaba, ha sido ¡GRACIAS!.

GRACIAS a quien ha hecho posible todo este cúmulo de cosas buenísimas. No es otro que nuestro Dios. El Dios de la VIDA. Ese que hace pocos días se nos manifestó -para quedarse siempre a nuestro lado-, en un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Ese que nos ha vuelto a regalar un libro con 365 páginas en blanco, para que en ellas vayamos escribiendo Buenas Noticias; nos ha dado la fuerza de su Espíritu, y ha puesto en nuestras manos la posibilidad inmensa de hacer el bien.

La lista de "desastres" no la cambiarán quienes tienen en sus manos el poder del dinero, ni quienes organizan las guerras y legitiman el hambre de millones de personas, ni quienes levantan muros y cierran fronteras, ni quienes hacen del tráfico de drogas un suculento negocio.

La lista de "desastres" sólo la podrán eliminar para siempre las personas humildes y sencillas que se empeñan cada día en hacer el bien; en enarbolar la bandera de la esperanza -aún con más fuerza en estos tiempos tan duros-; regalan sonrisas y ternura, acogida y comprensión; siembran la paz frente a todo signo de violencia y malos rollos que enturbian la convivencia.

Son esas personas que han tenido la suerte de acoger en un Pesebre, el regalo de la fe, y han decidido comenzar el año 2022 "con buen pie", pero, sobre todo, con un corazón bien grande, lleno de la ternura de Dios, para hacer que el mundo rebose de Buenas Noticias.

Estoy convencida de que esto no es un sueño, es posible. ¡Vamos a ello!

Feliz año de las Buenas Noticias. Que nada ni nadie nos robe ni una pizca de esperanza.


¿QUIÉN SE LO CREE?

«Os ha nacido un Salvador»

¿Quién se va a creer que un niño chiquitín,

envuelto en pañales, que nace en la más absoluta pobreza,

en una cuadra de animales,

porque sus padres se encontraron

con todas las puertas cerradas... nos va a salvar?

Es más razonable creer que nos salvarán

los avances científicos, el progreso económico,

las grandes multinacionales,

los poderosos y los fuertes....

Mucho más lógico es creer que seremos salvados

en la medida en que tengamos más dinero

para "comprar" nuestra propia felicidad,

y vivir instalados en el "sálvese quien pueda".


Creer que un niño, que tirita de frío en un establo,

nos va a salvar...¿Quién se lo cree?

Pero he aquí que un año más,

se cuela por las rendijas

de nuestro mundo roto y herido

y por las lágrimas de tanta gente

a quienes se les ha arrebatado

el derecho a vivir con dignidad, una gran Noticia:

«Os ha nacido un Salvador»

¿Un Salvador? ¡Sí, un SALVADOR!

Y frente a toda lógica, hay personas que acogen,

con el corazón rebosante de gozo,

esta gran Noticia, se la creen sin dudarlo,

y se acercan al establo.

Allí, se enamoran de la mirada

de todo un Dios en pañales,

se dejan iluminar por una pequeña estrella,

y se convierten en estrellitas

que se van posando en los múltiples establos

que abundan en nuestro mundo.

Son pequeñas y frágiles -como el Niño de Belén-,

pero gracias a ellas, nuestro mundo

huele un poquito más a Navidad.

¡Mil gracias, "estrellitas"!

Auxi


CONTRA TODA LÓGICA

Perdóname, María, porque al reflexionar con el Evangelio de este último domingo de Adviento (Lucas 1,39-45),lo primero que he pensado es que eres una mujer que va contra toda lógica.

¿A quién se le ocurre estando embarazada, ponerse en camino, atravesando montañas, tú sola, sin miedo a nada, sin temor a lo que pudieran criticarte, y por caminos peligrosos, que no eran precisamente una autovía?

¿No hubiera sido más lógico quedarte recogidita en tu casa, pensando en ti y cuidando tu embarazo, dándole vueltas a las explicaciones que tenias que dar a José, a tus padres y a quienes te preguntaran por ese "extraño" embarazo, o preparando la ropilla para el Niño que tenías en tus entrañas?

Pero no. Tú vas y te pones en segundo lugar; ahora lo que te importa es acompañar a tu prima Isabel -mujer anciana que está embarazada como tú-; sientes que ella necesita tu compañía y tu servicio, y allá que te vas...., y además "a prisa", por si acaso llegabas tarde a servir.

Perdóname, María, porque me cuesta un poco comprender tu lógica. Y tal vez sea porque me resulta un tanto duro ponerme en segundo lugar y dejar que ocupen el primer sitio en mi vida, tantas y tantas personas necesitadas de ser acompañadas y servidas. Porque acompañar y servir, ponerse en camino, me desistala de mis cosas, de mis gustos, de mis seguridades....., mucho más cómodo es seguir instalada en mi lógica.

Y a vueltas con el acontecimiento salvador de Navidad, que estamos a puntito de celebrar, vuelvo al intento de que resuene en mi interior el anuncio del Ángel a los pastores: "Esta será la señal: Encontraréis a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre".

¿Todo un Dios envuelto en pañales y acostado en un pesebre? Totalmente ilógico.

María, como sé que me conoces y hasta perdonas mi estrechez de mente para comprender tu lógica, te pido a ti y al Niño que llevas en tus entrañas, toda la fuerza posible para ponerme en camino y sin miedo, hasta llegar a encontrarme con quienes hoy y muy ceca de mi, están esperando una visita como la que tú hiciste a tu prima Isabel: Cargada de afecto, acogida incondicional, de ternura y de servicio gratuito.

María, quiero ser una mujer ilógica como tú y como tu "Jesusillo". Me falta mucho, pero mucho. Pero tal vez si en esta Navidad, consigo quedarme un buen rato muy cerca del Pesebre, algo -aunque sea poquito-, cambiará en mi vida.

SENCILLA Y LLÁNAMENTE

Ya va quedando poco para celebrar el gran acontecimiento salvador de la Navidad. Nuestro Dios se hace uno con nosotros; se manifiesta en la persona de un Niño débil, nacido de las entrañas de una Mujer sencillita, a la que acompañaba en silencio un humilde carpintero; rodeado de gente pobre y humilde -como los pastores-, y en un establo, donde siempre huele fatal....

¡Madre mía, qué difícil nos lo ha puesto el Niño de Belén!! ¿No podría haber sido de otra manera su nacimiento....? Pues resulta que NO.

Cada cual podemos sacar las conclusiones precisas sobre cómo se nos manifiesta el Dios en el que creemos y actuar en consecuencia, preparándonos para acoger todo lo que este Niño-Dios encierra.

El Adviento avanza y puede que nos despistemos de lo fundamental dejándonos aturdir por los "cantos de sirena" en forma de luces de colores, de papel de regalos, de décimos de lotería, de abundantes comidas y cenas....., en vez de dejarnos encandilar por la LUZ que asoma frágil, pequeña y débil por la puertecilla de un establo.

Menos mal que otra vez, el profeta Juan Bautista en el Evangelio de este domingo (Lucas 3,10-18), pone el "dedo en la llaga" diciéndonos sencilla y llanamente lo que hemos de hacer para nos despistarnos:

"El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo".

La respuesta del Profeta no deja lugar a dudas..... La única forma de acoger al Nuño-Dios, pasa por empeñarnos en hacer posible un mundo más humanizado, más justo, menos violento.

¿Y yo, qué puedo hacer? Por un momento me he sentido abrumada por la inmensidad de la tarea.

Tras un rato largo de silencio, he caído en la cuenta de que no es para tanto... Se trata de compartir lo que soy y lo que tengo con quienes no tienen ni lo imprescindible para vivir dignamente, mientras yo amontono "túnicas" en mi armario, algún que otro dinerillo en el banco por si acaso...., y en mi nevera que no falte de ná.... Se trata de no acaparar más de lo que necesito para vivir.

¡Niño-Dios! Empújame al establo donde tú te manifestaste, y abre mi corazón para que asuma de una vez para siempre, que la felicidad verdadera la encontraré en la medida que despeje mi armario de "túnicas", y las reparta en tantos y tanos establos como hemos construido por el afán desmedido de acaparar lo que a millones de personas les falta.

Estoy deseando que vuelvas a nacer en mi y en tantas personas que han entendido muy bien la respuesta de Juan Bautista.

SE HACE CAMINO AL ANDAR....

Así lo escribió el poeta Antonio Machado en uno de sus más bellos poemas, y este ha sido mi punto de partida para pararme a reflexionar sobre el Evangelio de este 2º domingo de Adviento, que reconozco que casi, casi se me atraganta....

"Voz del que grita en el desierto:

Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos;

los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados,

lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano.

Y todos verán la salvación de Dios".(Lucas 3,1-6)

¡Menos mal que el final del Texto es profundamente esperanzador!

La voz valiente del profeta Juan Bautista me da un buen toque para que espabile de mis modorras, no vaya a ser que con tantos ajetreos y tantas preocupaciones que amontono en mi cabeza, con tantas lucecitas de colores, con tanta invitación al consumo exagerado, y tantas otras historias que nos ofrecen para preparar "las navidades", deje un poco de lado lo únicamente necesario para celebrar la Navidad: "Preparad el camino del Señor".

Y parece ser que este camino no se improvisa, se hace al andar, en marcha, superando los miedos; rebajando los montes del tener cada día más y más, del querer ser los primeros en todo; allanando el corazón y limpiándolo de todo egoísmo, y rellenando "los valles" de semillas de justicia, de no-violencia, de reconciliación, de acogida mutua; enderezando todo lo torcido para amar más a la gente, y con más ganas a tanta gente que anda muy falta de cariño; haced de todo lo escabroso un camino llano, en el que la igualdad de oportunidades para todo el mundo sea una realidad y no un deseo de intenciones.

A propósito de esto último, me quedé perpleja leyendo este dato: "Mientras en Europa hay varios países que han cubierto el 70% de su vacunación, en África ningún país pasa del 7%". Y volví a caer en la cuenta de que sólo podremos salvarnos de cualquier variante del Covid, si decidimos construir un mundo en igualdad, de una igualdad fundamental para toda la humanidad.

Claro que "hacer camino al andar", con frecuencia no es nada cómodo, se estoy mucho mejor sentadita en mi sofá pensando en lo mío y en los míos (cosa que está bien), pero de este modo, no veré -no veremos- "la salvación de Dios". Y yo necesito verla, la necesito y el mundo la necesita con urgencia.

"Al andar se hace camino". Es la única manera no de "salvar las Navidades", como se nos dice, sino dejarnos salvar por la Navidad que se nos da gratis desde un pesebre, desde la cálida mirada de un Niño que es nuestro Dios.


UN BALÓN DE OXÍGENO

Comienza el Adviento. Tiempo de poner nuestras vidas a punto para celebrar con inmensa alegría, que nuestro Dios se hace uno con nosotros, para que nosotros nos hagamos uno con Él.

Por ahí va lo que significa la Navidad cristiana, un acontecimiento muy diferente a "las navidades" que monta la sociedad llenando las ciudades y pueblos de luces, incitando al consumo desmedido en el "Black friday"-comprando lo que tal vez ni necesitemos-, y organizando abundantes cenas.

La Navidad cristiana, nuestra Navidad, va por otros caminos, y para ello nos preparamos en estas cuatro semanas de Adviento. ¡Ahí es ná...!

Celebramos que Dios se manifiesta en la persona de un niño chiquitillo, que nace a las afueras de la ciudad, en una cuadra de animales, porque a sus padres los consideraron con "malas pintas" y les cerraron todas las puertas.....

Y que terminó su vida crucificado -también a las afueras de la ciudad-, por deseo de los sumos sacerdotes y de los políticos de aquel entonces, porque ponía patas arriba la religión y los intereses de Imperio romano; tenía especial predilección por la gente más sencilla, más pobre y más marginada; invitaba a amarnos unos a otros, y hablaba de un Dios todo ternura y misericordia. Así es nuestro Dios.

Reflexionando sobre el Evangelio de este primer domingo (Lucas 21, 25-28.34-36), pareciera que está dicho para hoy, ya que muchos signos indican que nuestro mundo se viene abajo.

La dura realidad se impone cada día: Millones de seres humanos malcomiendo, si es que algunos días pueden hacerlo; guerras por doquier; un virus traicionero que sigue haciendo estragos a pesar de las vacunas y de las mascarillas para quienes tenemos la suerte de acceder a ellas; miles de personas llamando a las puertas de nuestro mundo rico, exponiendo o perdiendo sus vidas en el mar.....

Podríamos seguir aumentando la lista de desastres, y vivir así angustiados y con el corazón en un puño.

Pero he aquí que el Evangelio nos dice: "Cuando suceda todo esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación".

Parece una pura contradicción. Más no es así.

El Adviento es como un "balón de oxígeno", que llena nuestros pulmones de ESPERANZA.

Nuestro Dios -hecho Niño chiquitillo-, nos invita a desempolvar la Esperanza, y a vivir no de brazos cruzados, lamentándonos de lo mal que va el mundo, sino comprometiéndonos, desde las acciones y gestos más pequeños y sencillos, a construir una sociedad en la que todas las personas, por muy machacadas que estén, puedan vivir con dignidad.

Pues no soltemos el "balón de oxígeno" y respiremos profundamente. En un pesebre de Belén se inició el camino que conduce a vivir en la Esperanza. Nuestro Dios no se equivoca jamás.


VIDAS CONTRAPUESTAS

En el Evangelio de este domingo (Marcos 12,38-44), aparecen dos estilos de vida que nada tienen que ver entre sí.

Están los escribas, a quienes Jesús critica con gran dureza, porque les encantaba ocupar los primeros puestos, ponerse llamativas ropas, que los aplaudieran, que les hicieran reverencias.... Eran gente de poder, grandes cumplidores de la ley, de las normas, de los ritos.....; utilizaban el culto para su propio interés, vivían una fe de apariencia, una religión falsa,, y no les importaba explotar a las personas débiles y pobres.

Andaban también por el Templo muchos ricos que echaban en el cepillo mucho dinero de todo el que les sobraba.

Jesús pone en guardia a sus discípulos: ¡Cuidadito con esta gente; su religión, su manera de entender a Dios, no es la más acertada!.

Y estaba también por el Templo una mujer pobre y viuda, que echó en el cepillo dos monedillas, "todo lo que tenía para vivir".

A Jesús no se le escapó el gesto de esta mujer, que pasaba desapercibida ante los escribas y ante tanta gente adinerada, porque ella carecía de poder, de prestigio, de dinero.... por el hecho de ser mujer, pobre y viuda, tres características muy mal vistas en aquella sociedad (y que tal vez se puedan estar repitiendo en nuestros días).

Jesús observa a la mujer con ojos compasivos y llenos de ternura, y vuelve a darles otro toque a sus discípulos para que aprendan de ella lo que jamás podrán aprender de los escribas ni de los ricos, que compartían un poco de lo mucho que les sobraba para tranquilizar sus conciencias.

El testimonio de la viuda pobre no deja lugar a dudas: Una gran confianza en Dios y una generosidad sin límites.

Dos estilos de vida contrapuestos, que interpelan mi propia vida, más o menos así:

  • ¿Ando como los escribas buscando privilegios, que me aplaudan, que valoren lo que hago...?
  • ¿Comparto un poco de lo mucho que me sobra, o me doy toda -lo que soy y lo que tengo-, sin esperar recompensas?
  • ¿Mi vida se parece más a la de los escribas, o a la de la viuda pobre?


Tristemente descubro que estoy un poco lejos de ser como la viuda pobre, pero no me desanimo; quiero seguir caminando desde el ejemplo de esta gran mujer, y dejar que los escribas continúen por el camino equivocado.


LE COSTÓ LA VIDA

La muerte de Cristo en la cruz no fue un accidente, sino un hecho bien pensado y planeado por los dirigentes y los sumos sacerdotes, que esperaban otra cosa y se encontraron con lo que se encontraron.....

Se toparon con un Hombre enviado por Dios para cumplir una misión muy concreta:

Poner en marcha un proyecto de felicidad para toda la humanidad, lo que Él llamó "Reino de Dios", que contenía muy Buenas Noticias:

Que Dios es amor y sólo amor; que está siempre de parte de las personas empobrecidas, marginadas y machacadas; que jamás está de parte de los violentos, de los que causan las guerras, de los que pisotean la justicia para asegurar sus intereses, de los que cierran fronteras y llaman "ilegales" a los extranjeros; de los que hacen de la religión un negocio...

Y claro, ese Hombre era peligroso para quienes se creían los amos y señores del pueblo y de la religión, y decidieron acabar con Él.

Pero se equivocaron y mucho, porque Dios le dio la razón resucitándolo. Y ahí sigue después de más de 20 siglos de historia, con sus brazos extendidos abrazando a la humanidad entera, invitando a reconciliación, a la justicia, a la solidaridad, a la paz, al perdón... En definitiva a querer mucho más a los nuestros y a los que no son tan nuestros, a la humanidad toda. Y ahí sigue convocándonos a hacer posible la fraternidad universal, un mundo convertido en una gran familia.

Un reto difícil pero posible. Nuestro mundo puede ser de otra manera; las personas podemos ser de otra manera, si aceptamos su proyecto de felicidad e intentamos vivir con sus mismos sentimientos y con su mismo estilo de vida.

Es posible porque el Crucificado sigue VIVO y nos ha regalado en el Bautismo la fuerza de su Espíritu, y se ha quedado entre nosotros en un Pan partido y repartido, para alimentar nuestro compromiso.

Cristo crucificado, a quien celebramos Exaltado en la Cruz. Tú, el Cristo de la Antigua, nuestro patrón, nuestro modelo de vida, envuélvenos "en torrentes de amor y de luz", como te pedimos en el Himno, para tener la valentía de hacer realidad tu Reino en nuestro pueblo, en nuestro mundo.... Aunque nos cueste la vida, como a Ti

Tenemos sobradas razones para estar de fiesta en tu honor, porque eres y vas a seguir siendo el único Señor de nuestras vidas.



DEJARNOS TOCAR EL CORAZÓN

Celebramos en este domingo la fiesta de la Asunción de María en su encuentro definitivo con su Dios y Señor.  Muchos pueblos están de fiesta, también la comunidad parroquial de Piedrabuena celebra a esta gran Mujer, que da nombre a la parroquia: "Nuestra Señora de la Asunción".

Reconozco que no había pensado demasiado lo que implica tener como titular de la parroquia a María, pero al leer con calma el Evangelio de este domingo (Lucas 1,39-56), me han ido surgiendo algunas implicaciones que debería tener mucho más en cuenta:

¬ "María se puso en camino y fue aprisa a la montaña..." para cuidar y servir a su prima Isabel. María, Mujer del servicio y del cuidado gratuito, que no piensa en ella, ni en su incipiente embarazo, ni en las dificultades y cansancios del camino, tampoco le importa lo que puedan decir de ella....Consciente de que su prima la necesita, se olvida de sí misma y punto.....

Y la pregunta surge rápida: ¿Cómo ando y cómo andamos en este arte de servir y cuidar a la gente que nos necesite, quienes nos sentimos miembros de nuestra parroquia?

¬ Y tras saludarse las dos Mujeres, María se dejó tocar el corazón por su Señor, y pronunció el Canto del Magníficat, las palabras más revolucionarias y esperanzadoras dichas por boca de Mujer:

«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos".

¡Gracias, María por estas palabras! No sé si sabré y sabremos captar todo lo que tu canto del Magníficat implica. Ayúdanos a por lo menos intentarlo, estando cada uno de nosotros y el conjunto de nuestra parroquia, formando parte del grupo de las personas dispuestas a hacer posible un mundo nuevo, donde se globalicen los Derechos Humanos, la paz, el trabajo digno para todos, el justo reparto de los bienes de la tierra.....

Al menos hoy, y ojalá para siempre, me deje y nos dejemos tocar el corazón por tus palabras, que son además un torrente de ESPERANZA, convencida de que tu victoria final, también será la nuestra, y nos encontraremos contigo y con tu Señor para disfrutar del gozo que no tiene fin.

Así te lo pido:

María, Mujer de Esperanza,                                                                                                                           en la fiesta de tu encuentro definitivo con tu Señor,                                                                                 quiero decirte:

Toca mi corazón con tus palabras del Magníficat,                                                                                        y llénalo de tu profunda esperanza,                                                                                                                y de grandes dosis de servicio gratuito.

Vivimos tiempos difíciles,                                                                                                                        parece como si nuestro mundo hubiera perdido "el norte":                                                     Demasiadas personas sufriendo por mil causas;                                                                                   paises enfrentados por el absurdo de la guerra;                                                                                        gente enfrentada -a veces por tonterías-;                                                                                               miles de personas excluidas,                                                                                                                           a las que cerramos nuestras puertas, porque las consideramos "ilegales";                                                 países en los que el hambre es una realidad sangrante....

T, la primera Mujer que se puso de parte de los pobres                    y de los humildes con tu canto del Magnificat                                    contágiame tu fuerza y tu valor                                                         tu fidelidad al proyecto del Señor                                                  para que no cierre los ojos ni el corazón                                        ante estas duras realidades                                                                                                                                                                                 

¡María! Haz que no pierda la Esperanza,
de creer que es posible otro mundo
y otra sociedad, y otro pueblo....

Y me ponga a prisa en camino para construirlo.
Que no baje los brazos en la lucha por la justicia
y en la práctica del cuidado y del servicio.

¡María! No te quiero cansar con tantas peticiones.                                                                                         Bien sabes que a veces me acobardo                                                                                                           con las dificultades del camino,                                                                                                                     pero no quiero dejar de cantar con mi vida,                                                                                                     esa cancioncilla que Tú inventaste.

Y hasta intentaremos cantarla                                                                                                                          en tu parroquia de Piedrabuena.

UNA EXCELENTE COMIDA RICA EN CALORÍAS


"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo;                                                                el que coma de este pan vivirá para siempre.                                                                 Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»

Uno de mis sabores favoritos es el pan: el pan blanco, el pan moreno, "el pan de pueblo"....; no entra en mis planes ponerme a comer sin pan. De hecho, el pan es uno de los alimentos esenciales en la mayor parte del mundo. ¡Qué gran invento!!

El pan lo comemos a diario quienes tenemos el gran privilegio de poder hacer tres o más comidas al día, pues bien sabemos que una inmensa mayoría de la humanidad carece de este privilegio, es el mundo del hambre; ahí no cabe ningún tipo de dietas para adelgazar.....

El pan es signo de vida, y lo es también de comida compartida en familia, con amigos, o en cualquier celebración o fiesta. Cuando tenemos algo importante que celebrar lo hacemos alrededor de una mesa, en la que el pan ocupa unos de los lugares preferentes.

Pero hay panes y panes, igual que hay comidas y comidas, que no siempre sacian nuestra "hambre" de felicidad plena, aunque nos llenen el estómago.

El evangelio de este domingo (Juan 6,41-51) nos habla de otro pan y de otra comida muy rica en calorías, que no engorda el cuerpo, pero que sí "engorda" el espíritu, dándonos VIDA y felicidad para siempre.

Por ahí va la Eucaristía, la comida familiar, la comida fraterna de quienes nos sentimos seguidores del "panadero" de Nazaret. En ella Jesús se nos regala como el pan de Vida, como alimento capaz de saciar todas nuestras hambres. Se hace un cachito de pan, para que al comerlo nos hagamos cachitos de pan, alimento los unos para los otros; nos da motivos para vivir y para que viviendo plenamente, repartamos vida, a quienes la vida les está siendo arrebatada por la injusta distribución de los bienes de la tierra.

A esta comida estamos todos invitados y además es gratis; pero está ocurriendo y cada vez con más fuerza, que esta comida tan rica en calorías, y este Pan que dan la Vida al mundo, no convoca a mucha gente.

¿Qué nos está pasando? Podíamos pensar en este domingo por qué si necesitamos alimentarnos el cuerpo cada día, no echamos en falta alimentarnos con el Pan que no enmohece, porque es PAN DEL BUENO.

Yo lo seguiré pensando y ahora se lo pido a quien es el "Pan vivo y verdadero", con este poema del obispo Pedro Casaldáliga:

Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.

El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.



¡QUE NO OS ACABAIS DE ENTERAR!

La madre de Santiago y Juan le pide a Jesús que coloque a sus dos hijos en los primeros puestos... Petición lógica de las madres por exceso de cariño, pero puede que, a veces, la petición no sea tan lógica, ni sea lo que mejor necesiten los hijos.

¡Ocupar los primeros puestos! Cómo nos gusta y cómo  me gusta.                                                                                                      S A N T I A G O,  A P O S T O L    

Y de nuevo Jesús descolocándonos el plan: "No sabéis lo que pedís"

Que lo mío va por otros derroteros, que no os acabáis de enterar de que mi proyecto y mi propuesta van por aquí:

"El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor,

y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo"

Jesús, ¡se te ocurre decirnos cada cosa!!! A ver si eres Tú el que no se ha enterado de que vivimos metidos de lleno en una sociedad que nos vende muy bien eso de aspirar a ser los primeros, de acumular muchos likes en las redes sociales, de tener el mejor coche, la mejor casa, el mejor cuerpo, de tener y tener cada vez más de todo....

Y nosotros "compramos" estas ofertas, convencidos de que así seremos mucho más felices.

Tu oferta de ponernos en el último lugar, sirviendo a quienes nos necesiten, "es otro cantar", porque es una propuesta escandalosa; no cotiza en el gran mercado del mundo, no interesa a los poderoso ni a los "jefes de las naciones".

Grave y peligroso error, para nosotros, para el mundo y sobre todo, para las personas más empobrecidas y marginadas.

"Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan

y que los grandes las oprimen.

No será así entre vosotros...."

Pero como estoy convencida de que sí te has enterado muy bien de por dónde andamos, y por dónde ando, te pido que uses todas tu energías -que son muchas-, y me ayudes a enterarme bien de tu oferta de felicidad.

Que tenga la valentía de "comprarla", rechazando las ofertas del mundo -aunque estén en rebajas-. Haz que mi vida se convierta en un permanente servicio gratuito a todas las personas que me necesiten, especialmente a las que está más rotas y machacadas por la vida.

No sé si soy muy consciente de lo que te pido, pero lo hago desde el convencimiento de que me fío de tu palabra, y quiero seguir en el intento de conseguirlo, aunque sea a tropezones.

Volveré a leer el Evangelio de este domingo (Mateo 20,20-28) para enterarme bien, y para siempre, de por dónde van tus ofertas.

Os lo recomiendo.


DIOS NO CIERRA POR VACACIONES

Estamos en pleno verano y muchas personas están ya de vacaciones o preparándolas. Somos las que tenemos el privilegio de poder disfrutar de unos días de descanso, aunque no todas las personas -y son la inmensa mayoría- pueden disfrutar de este privilegio en España y principalmente en los países empobrecidos, porque la pobreza -como Dios-, tampoco cierra por vacaciones. Más bien al contrario, se hace cada vez más extensa, más crónica y más severa a consecuencia, no sólo de la pandemia, sino de las políticas económicas instaladas en nuestro mundo, que buscan el beneficio de unos pocos frente a la negación de los derechos fundamentales de las mayorías. Entre ellos el derecho a disfrutar de vacaciones.

Pensando en ello, porque yo sí puedo disfrutar de este privilegio, y leyendo el Evangelio de este domingo (Marcos 6, 7-13), vuelvo a caer en la cuenta de que DIOS NO CIERRA POR VACACIONES. Sigue acompañando nuestro caminar diario, fortaleciendo nuestra fe y alimentando nuestra esperanza. No se cansa de ayudarnos a no desviar la mirada de esa gentecilla que no va a poder tener vacaciones. ¡Menos mal que no se cansa!!

En el Evangelio de hoy nos lanza un compromiso muy comprometido, y hasta creo que un poco egoísta: Como a los primeros discípulos, nos envía a ponernos en marcha para liberar, sanar, aliviar.... tantos y tantos sufrimientos como padecen nuestras gentes. Digo un poco egoísta, porque cuando intento realizarlo, yo también me siento liberada y sanada.

Más no queriéndose quedar corto, añade que esta tarea la hemos de realizar "Ligeros de equipaje" ¡Difícil añadido! Vivimos en una sociedad tremendamente consumista y con gran apego a las cosas materiales, donde valoramos a las personas más por lo que tienen que por los que son.

Pero el Evangelio es claro: Para expulsar tantos demoniejos que hoy matan la dignidad de muchas personas, solo hace falta que echemos en nuestra mochila grandes dosis de compasión, de ternura, de justicia, de solidaridad... con quienes no pueden cogerse unos días de descanso, porque apenas si pueden hacer las tres comidas diarias o porque ven ahogadas en el mar sus ansias de vivir, o porque la pobreza aún no ha dado con la tecla de "cerrada por vacaciones".

¡Buen y comprometido verano! Tal vez nos encontremos en el camino con nuestra mochila vacía de cosas pero con nuestro "corazón lleno de nombres", como dijo el gran obispo Pedro Casaldáliga.

Como Dios no cierra por vacaciones, yo tampoco quiero cerrar ni a Dios ni a la gente empobrecida.

Auxi

UN DESEO DE PAZ

Celebramos en este domingo una de las fiestas que más fortalecen mi esperanza.

Es Pentecostés, la fiesta del Espíritu. Nuestro Dios nos regala lo mejor de sí mismo: Su aliento de Vida, su fortaleza, su impulso..., para que vivamos desde y con sus mismos sentimientos. Se nos dio en el Bautismo, se nos volvió a transmitir en la Confirmación, se nos da en cada instante en que abrimos nuestro interior para llenarlo de Dios.

Parándome a reflexionar el Evangelio de este domingo (Juan 20,19-23), lo primero que me sugiere es expresar a nuestro Dios UN DESEO DE PAZ.

Paz para Gaza e Israel. Paz para Colombia. Paz para el grave problema que vive Ceuta. Paz para todas las fronteras que continúan siendo escenarios de la desesperación humana. Paz para nuestros pueblos. Paz para las familias. Paz para todos los países donde se siguen vulnerando los Derechos Humanos. Paz para toda la humanidad. Paz para mi vida y para las vuestras. Paz que siempre será fruto de la justicia.

Estoy convencida de que es Espíritu de Dios quien nos puede dar la Paz verdadera; quien nos puede quitar los miedos; quien nos puede limpiar de nuestros egoísmos; quien nos puede dar un empujón para que "abramos nuestras puertas" y nos lancemos a la calle para hablar de Dios, para hacer que el mundo respire a Dios, y así se alejen de una vez "otros aires" que nos intoxican y contaminan el ambiente con unos humos nada humanizadores.

Así les ocurrió a los primeros discípulos, cuando acogieron el regalo del Espíritu: Se lanzaron a las calles anunciando con valentía que otro mundo era posible desde el proyecto de Dios, y resultó que toda la gente entendía lo que anunciaban.

Y esta es nuestra urgente tarea para quienes nos sentimos seguidores de Jesús. Si la vamos realzando aunque sea "a trancas y barrancas", nos irá bien, y hasta podrán revolotear por nuestras vidas y por Gaza, Israel, Colombia, Ceuta...., y por el mundo entero, multitud de "palomillas" portadoras de mensajes y compromisos de PAZ.

¡Es Pentecostés, es nuestra fiesta! Si acogemos al Espíritu de Dios todo es posible, sobre todo la Esperanza. Es verdad que necesitamos las vacunas contra el Covid, pero con mucha más verdad, necesitamos aliento vital para vivir y ayudar a vivir a tantas personas a las que la falta de justicia y por ello de paz, las ha tirado a los bordes de los caminos.

Hoy vuelvo a pedir: "Envía, Señor tu Espíritu que renueve nuestros corazones". Y hago mías las palabras de este gran acogedor del Espíritu:

NO ENTRISTEZCÁIS AL ESPÍRITU

Tú, Santa Ruah, Espíritu de Dios, estás triste.                      El maravilloso tapiz de la creación,                                    que con tanta sabiduría y amor habías tejido,                  está desgarrado, hecho jirones, destrozado:

su belleza devastada por la violencia,                                   su armonía rota por la explotación,                                    sus hilos contaminados por el odio,                                     sus colores oscurecidos por el olvido...

Pero he aquí que tú, Espíritu creador,                                    te dispones a recrear tu obra con ternura:                    reúnes los hilos y jirones dispersos                                    para tejerlos de nuevo con paciencia infinita;

acoges en tu regazo nuestras penas y tristezas,                     las lágrimas, las frustraciones, el dolor,                              los fracasos, los golpes, las cicatrices,                                    la ignorancia, las violaciones, la muerte...


Y reúnes también, en tu taller,                                                el trabajo de tantas personas generosas,                                la compasión de muchos corazones,                                     las iniciativas de paz, los ríos de solidaridad,

las luchas contra la injusticia y el odio,                                las flores débiles y vivas de la diversidad,                            los cantos de esperanza y utopía                                             y los mimbres de la fraternidad...

Y nos invitas a sentarnos a tu lado,                                         y a recrear el tapiz de la creación,                              empezando por nuestra casa, Iglesia y sociedad,                con ternura, paciencia y sabiduría;

a tomar parte en tu tarea y afán,                                             a pesar de nuestra pequeñez y debilidad,                                y a rehacer así tu obra , trabajando en red,                       para que surja la nueva creación anhelada.

(Florentino Ulibarri)


"LAS CRUCES DE PIEDRABUENA"

He estado un rato viendo por la web "Las Cruces" que habéis puesto en los balcones, casas, calles... Ciertamente son una obra de arte y por ello os felicito de corazón; nunca he dudado de que en Piedrabuena hubiera gente con sobrada creatividad, y una vez más lo habéis demostrado.

Y al contemplar "vuestras cruces" tan elegantemente adornadas, he rezado por vuestro pueblo que casi, casi, también lo considero mío, para que esta fiesta tan arraigada en el pueblo, nos haga descubrir cada día el verdadero significado de la Cruz de Cristo.

La muerte de Cristo en la cruz no fue un error, fue la consecuencia de todo lo que dijo e hizo durante su vida, más o menos con estas u otras parecidas palabras:

    >      Amaos unos a otros como yo os he amado.
  • Hay que amar incluso a nuestros enemigos.
  • Hay que perdonar hasta setenta veces siete.
  • Hay que ser limpios de corazón.
  • Nos se debe tolerar cualquier tipo de injusticia, de discriminación ni de explotación.
  • Hay que cambiar el afán de tener y de poseer por el afán de compartir.
  • Hay que preferir servir a los demás antes que ser servido.
  • Todo los que hicisteis por uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.
Y todo esto y mucho más recogido en el Evangelio, fue el precio que pagó con su muerte en la cruz. Jesús y su mensaje resultó "peligroso" para quienes querían un dios diferente, que no complicara sus vidas ni sus intereses.

En este Mensaje está la grandeza de la Cruz, porque de ella brota la Vida Nueva, que nos hace personas nuevas y dispuestas a bajar de la cruz a tanta gente que hoy sigue siendo crucificada.

Por eso queremos que la Cruz de Cristo nos complique la vida y le echaremos cada día más y más creatividad para adornarla de frutos de justicia, de paz, de solidaridad..., de todo lo bueno que Cristo nos ha regalado y que sin duda llevamos cada uno muy dentro de nosotros.

Felicidades a todos los que habéis puesto estas cruces tan bonitas, y felicidades a todos los que estamos dispuestos a que la Cruz sea la marca de nuestra vida, que no es otra que la marca del AMOR.

Mañana día 3 nos reuniremos a las 8 de la tarde en la iglesia para pedirle a Cristo crucificado que nos haga consecuentes con esta marca. Así las flores que en estos días adornan "las cruces", no se secarán.


LA GRAN NOTICIA

Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras:«¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?

Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande.
Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo: -«No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. HA RESUCITADO.
(Marcos 16, 1-7)

El anuncio de la Pascua, además de una gran noticia, es para mí un "notición" que por ser tan inmenso, me sobrepasa. ¿Que Aquel que el Viernes Santo fue crucificado porque su vida y su mensaje trastocó los planes de los sumos sacerdotes y de los gobernadores del Imperio Romano, está VIVO....? ¿Que el Padre-Dios ha estampado su firma sobre todo lo que Jesús predicó, denunció y vivió, y lo ha resucitado...?

Y siento la necesidad de pararme a pensar y sobre todo, a disfrutar con esta GRAN NOTICIA: La VIDA merece la pena; la vida de todas las personas, por muy rotas que estén, meren la pena, mi vida merece la pena. Nuestro Dios nos quiere inmensamente, porque desde hoy y para siempre vive entre nosotros resucitado, plenamente vivo. De su muerte trágica, ha brotado la VIDA.

Tal vez no alcanzaré a comprenderlo del todo, pero hoy quiero disfrutar de este "notición", asomarme al sepulcro vacío, y decirle al que desde ahí ha salido venciendo todo atisbo de muerte, que me ayude a disfrutar no sólo hoy, sino que haga de mi vida una pascua sin término. ¿Sabré corresponder a lo que le estoy pidiendo?

Porque no se trata sólo de disfrutar de esta noticia, que también, sino de ser testigo de la Pascua eligiendo un nuevo estilo de vida que pase por apostar por la solidaridad con la gente que sufre; que sea fuente de esperanza, forjador de paz, defensor de la justicia, generador de perdón, que haga posible un mundo nuevo en el que todos los pueblos vivan desde la fraternidad, sin que ninguno quede excluido de los bienes de la tierra.... ¡Y claro, esto ya es otro cantar!

Pero resulta que el Resucitado trae consigo otro regalo: La fuerza de su Espíritu, donado en el Bautismo. Por lo tanto, ya no hay excusa que valga, toca disfrutar y ser testigo de la Resurrección.

He seguido pensando en esta GRAN NOTICIA y me resulta tremendamente grato el hecho de que fuera un grupito de mujeres -con María Magdalena a la cabeza-, las primeras en enterarse de que Cristo estaba vivo. Sin miedo, se pusieron bien temprano en camino para embalsamar el cuerpo de Aquel a quien tanto habían querido, se encontraron el sepulcro vacío y escucharon, ellas las primeras: NO ESTÁ AQUÍ. HA RESUCITADO.

¿Cómo se quedarían...? Pero creyeron el anuncio y no dudaron en salir corriendo a contarlo, aunque muchos no las creyeron y hasta pensaron que estaban locas. Ellas, las mujeres, que en la época de Jesús pintaban muy poco o casi nada, fueron las primeras testigos de la Resurrección.

Gracias, compañeras, me siento orgullosa de vuestra valentía y también de ser mujer. No se si seré capaz de correr como vosotras para anunciar al mundo que Cristo vive, pero sí quiero repetirme hoy y todos los días de mi vida, lo que tú, María Magdalena, dijiste a plena voz: "HA RESUCITADO DE VERAS MI AMOR Y MI ESPERANZA"


¡QUÉ DECEPCIÓN!

Entra Jesús en Jerusalén montado en un borrico. La ciudad estaba llena de gente que habían acudido a celebrar la Pascua Judía. La mayoría esperaban un Mesías poderoso, haciendo su entrada en la capital del Imperio en un carro de combate, o en un coche de caballos, o en una limusina, rodeado de escoltas....

Pero lo de Jesús va por otros derroteros. Elije un borrico que, además era prestado, y pasea por la ciudad hasta llegar al Templo en son de paz, con las únicas armas del amor, el servicio y la entrega. ¡Qué decepción!

A pesar de ello, mucha gente sencilla se alegró y salió a aclamarlo con ramos de olivo y echándole vivas. Pero quizás los dirigentes del Templo se alegraron un poco menos, se quedaron más preocupados, y a lo mejor hasta se decían: "Ya está aquí este estorbo que viene a revolucionar al pueblo y a trastocar nuestros intereses y nuestra religión", y no dudaron en seguir pensando la manera de matarlo, y la estrategia para manipular al pueblo sencillo, de modo que quienes hoy lo aclaman, a los cinco días pidan a Pilatos que lo crucifique.

Jesús, su mensaje y su propuesta de amor, desconcertó entonces y sigue desconcertando a día de hoy. Esta es la razón por la que con frecuencia, nos inventamos un Dios a nuestra manera, que no trastoque demasiado nuestra vida, que no nos la complique en exceso; porque es más fácil creer en un Dios "todopoderoso", que en un Dios humilde, pacífico, defensor de la justicia, de la gente oprimida, mensajero de la paz y del perdón, anunciador de la fraternidad universal, y que aunque nos decepcionen y desconcierten sus modos de actuar, en Él tenemos señalado el único camino seguro que nos conduce a la felicidad plena, aunque cueste la vida, o trocitos de vida.

En este Domingo de Ramos, quiero aclamarte con mi pequeño ramo de olivo, como el único Señor de mi vida; quiero que entres en mí de la misma manera que entraste en Jerusalén; deseo tu llegada para reconocerte identificado con la multitud de personas que hoy siguen siendo crucificadas; y con las que con su vida entregada al servicio de los demás, son portadoras de ramos de paz, de justicia, de reconciliación, anunciando así la Primavera de tu Pascua Florida; conozco a muchas que me ayudan cada día a seguir levantando mi pequeño ramo de olivo. Tú las conoces de sobra y seguro que te caen muy bien.

No te detengas. Entra pronto en mí antes de que me eche atrás, no vaya a ser que le dé la vuelta a la tortilla y, aunque no pida abiertamente que te crucifiquen el Viernes Santo, porque eso estaría muy feo por mi parte, no quiero decepcionarte cuando recorto mi entrega a los más débiles, cuando prefiero ser servida a servir, cuando no me planto ante las injusticias que percibo a mi alrededor por no complicarme la vida, cuando realmente "adoro" a otros diosecillos, y Tú pasas al segundo lugar.

Quiero que este Domingo de Ramos no pase para mi "Sin pena ni gloria", sino que sea el punto de partida para vivir la Semana Santa disfrutando a tope por tenerte como único Señor de mi vida. Súbeme contigo a lomos de tu borrico para llegar juntos a la gran fiesta de tu Resurrección, aunque antes tengamos que pasar por tantos y tantos Viernes Santos. No quiero decepcionarte porque Tú jamás me has decepcionado.


DESVIVIRSE

«Os aseguro que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo,  pero si muere, da mucho fruto»(Juan 12,20-33)

Reconozco que entiendo muy poco de agricultura, ni de cultivar plantas, pero el Evangelio de este quinto domingo de Cuaresma me ha ayudado a comprender lo que los agricultores y amantes de la jardinería tienen muy claro: Si algo tan pequeño como una semilla no muere enterrada en la tierra, es imposible que se convierta en fruto.

Jesús -que lo entendía bastante mejor que yo-, elije este ejemplo para hacernos comprender la razón de su misión: Igual que el grano de trigo, que ha de morir para producir fruto, del mismo modo ha de ser su vida: Entregarse hasta la muerte para convertirse en nuevos granos de trigo fecundos, que llenen el mundo de Vida Nueva, porque su muerte, lejos de ser un rotundo fracaso -como muchos pretendían-, será para siempre el triunfo del Amor hasta el extremo. Porque no es posible dar vida a otros, sin entregar la propia.

Y enseguida me aparecen las preguntas. ¿Estoy dispuesta a "enterrar" algo de mí, para que otros tengan vida? ¿Dar muerte cada día a mis apetencias, mis apegos, mis comodidades...? ¿Desvivirme por la felicidad de los demás...?

De momento mi respuesta es más bien raquítica. ¿Será porque me dejo arrastrar por un estilo de vida que huye de los problemas, del dolor del mundo, del clamor de las personas a quienes les ha sido arrebatada su dignidad y su derecho a disfrutar de los bienes de la tierra? ¿Será porque me quiero a mí misma más que a nadie? ¿O será porque el mensaje de Jesús, su Evangelio, sus sentimientos, sus acciones y su amor hasta dar la vida, no me lo termino de creer del todo y me voy conformando con dar ratitos de mi vida, más bien en pequeñas dosis? Será un poco de todo. Es un poco de todo.

En este último domingo de Cuaresma, cuando ya tenemos muy cerca la Pascua, o lo que es lo mismo, que el grano de trigo ha florecido y sus frutos de amor, de justicia, de paz, de felicidad "sin límites", andan pululando por todo el mundo, le pido al Señor que aumente mi débil fe para que aprenda de Él a desvivirme para dar, aunque sean pequeños frutos de Vida.

Y quiero hacer mías estas palabras del papa Francisco «Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás" (Encíclica sobre la fraternidad y la amistad social nº 87).

Para ser como el grano de trigo, aunque duelan las pequeñas muertes.

EL GRANO DE TRIGO

SI EL GRANO DE TRIGO
NO CAE EN TIERRA Y MUERE
QUEDA INFECUNDO,
QUEDA INFECUNDO
PERO SI EL GRANO MUERE
DA MUCHO FRUTO,
SI EL GRANO MUERE
DA MUCHO FRUTO.

No habrá fruto sin semillas
no podrá crecer la vida
si el grano no da la suya
si su entrega es de mentira.

No será fértil la tierra
si no ablanda la semilla
el agua que empapa y besa
el corazón de su vida.



No cambiaremos el mundo
no habrá paz, ni habrá alegría
si no aprendemos lo justo
de entregar la propia vida.

Haznos grano que enraíce
en la tierra y que germine
haznos fecundos y plenos
haznos vida que da vida.

SI EL GRANO DE TRIGO
NO CAE EN TIERRA Y MUERE
QUEDA INFECUNDO,
QUEDA INFECUNDO
PERO SI EL GRANO MUERE
DA MUCHO FRUTO
SI EL GRANO MUERE
DA MUCHO FRUTO

Salomé Arricibita                  pincha para escuchar


AMOR DEL BUENO

"Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna"

Estamos ya en el cuarto domingo de Cuaresma, tenemos muy cerca la Pascua, la gran fiesta de nuestra fe, y el Evangelio de este domingo (Juan 3,14-21), nos habla de un amor del bueno, un amor que no tiene ni pone límites, un amor que jamás condena, ni juzga, un amor que Dios pone en nuestras manos como el mejor de los regalos que podemos recibir: Su Hijo Jesús, que no dudó ni un segundo en mantenerse en la cruz, para así dejarnos muy claro hasta dónde llega el amor del bueno: Hasta dar la vida sólo y únicamente por amor.

Reconozco que esta manera de amar me desborda, y no alcanzo del todo a asimilarla. ¿Qué Dios me quiere sin juzgarme, sin ponerme condiciones, con mis tonterías y mis meteduras de pata? ¿Y que además quiere a todas las personas sean como sean, estén o no equivocadas, sean "malas" o "buenas....?

Pero la manera de amar de Dios es tan verdad, que si no fuera así, estoy convencida de que mi vida tendría muy poquito sentido, y mi fe sería bastante raquítica.

Por eso, mi oración en este domingo ha ido en dos direcciones: Primero de infinito agradecimiento a nuestro Dios por quererme tal cual soy, aunque a veces no llegue a experimentarlo profundamente, y me encierre en miles de tonterías que solo me conducen a no disfrutar de tanto bueno como he recibido y sigo recibiendo desde un Dios crucificado por amor.

Y segundo, a preguntarme si soy consecuente con el amor recibido. ¿Cómo amo a la gente que amo? ¿Reparto amor a grandes dosis, o pongo condiciones y límites? ¿Quiero también a las personas que no me caen bien, porque juzgo sus actuaciones sin antes ponerme en su lugar? ¿Cómo es mi amor con la gente empobrecida, excluida, marginada..., tanta y tanta gente que tengo a mi alrededor y que a veces pienso que sólo me dan quebraderos de cabeza...? ¿Y quiero también a ese gran mundo sufriente que está lejos de nuestras fronteras, y que padecen, además del Covid, la pandemia del hambre, de la guerra, del rechazo y de enfermedades fácilmente curables?

Con esta larga lista de preguntas me quedo en silencio. Intento mirar al Crucificado y siento una poquilla vergüenza, por la veces que rechazo vivir en la LUZ de un Dios que ama locamente al mundo, sin juzgarlo ni condenarlo, porque lo hace con amor del bueno.


CON DIOS NO SE COMERCIA

Reflexionando sobre el Evangelio de este tercer domingo de Cuaresma (Juan 2,13-25), me ha venido a la cabeza una canción que cantaba mi madre: "Ni se compra ni se vende el cariño verdadero", y cómo ella me explicaba que el amor no se puede comprar con dinero porque es gratis. Yo por entonces apenas comprendía nada de nada, pero ya hace tiempo que lo entendí, y se lo agradezco de corazón. Efectivamente: El amor siempre es gratuito.

Es por eso por lo que cuando contemplo a Jesús bastante enfadado, y con látigo en mano, por el negocio que se encontró en el Templo de Jerusalén -convertido en un gran mercado-, entiendo perfectamente su reacción.

Jesús no podía consentir que se utilizara la fe de la gente sencilla para obtener negocios rentables en provecho de los "dirigentes" del Templo, porque con Dios, que es enteramente gratuito, no se comercia.

Me quiero imaginar la tremenda tristeza que experimentaría Jesús al comprobar la imagen tan corrompida, que los mercaderes del Templo tenían de Dios; por lo que no dudó en poner todo aquel negocio "patas arriba", aún sabiendo que le podía costar muy caro. Y así sucedió: Quienes vieron amenazados sus beneficios económicos, no dudaron en acabar con su vida. Jesús era un estorbo para sus intereses.

Volviendo a reflexionar más pausadamente el Evangelio de este domingo, me pregunto si para mí Dios es una moneda de cambio a quien me tengo de encomendar cuando me veo en apuros, ofreciéndole lo que sea necesario: ofrendas, rezos, promesas...., eso de te doy... si tú a cambio me das lo que te pido, o por el contrario, Dios es para mí amor y sólo amor, que "ni se compra ni se vende".

Y enseguida descubro que es más fácil tener a Dios a mi disposición sólo cuando necesito que me conceda algo, que creer en un Dios que es AMOR, y por ello quienes creemos en Él, no tenemos más camino que vivir desde el amor y para el amor, poniéndonos siempre en segundo plano y dejando que los demás ocupen nuestro corazón.

Esto complica un poco la existencia, igual que se la complicó a Jesús, pero es la única manera de vivir la vida en plenitud.

Hoy sí que le he pedido a Dios, sólo ofreciéndole mi vida, que me haga una mujer enamorada de Él, para regalar amor sin pedir nada a cambio. Y me he repetido varias veces la letra de esta canción.

UN DIOS ENAMORADO

Como un grano de arena,
o una gota de rocío
es el mundo en tu espacio infinito
en la inmensidad eterna
de tu tiempo no medido.

Pequeño, escondido,
en apariencia perdido
más eres Dios enamorado
de todas tus criaturas
de cuanto tu mano ha creado.

Y formas parte de ellas
regalándoles tu esencia
tu soplo, pura vida
que trasluce tu presencia.



Salomé Arricibita

También yo soy criatura
por tus manos modelada
preciosísima a tus ojos
como todos, bien amada.

Pues no puedes sino amar
porque eres un Dios de Vida
fuerza en la debilidad
que nos da nombre y familia.

¡OH MI DIOS ENAMORADO!
SI AMAR ES DEBILIDAD
¡OH MI DIOS "DEBILITADO"!
AMO TU FRAGILIDAD
QUE DE AMOR NOS HA COLMADO
QUE DE AMOR NOS HA COLMADO

¡OH MI DIOS "DEBILITADO"!
AMO TU FRAGILIDAD

escuchar la canción . . .


UN ANTICIPO

En el evangelio de este segundo domingo de Cuaresma (Marcos 9,2-10), se nos regala un pequeño regalito, un anticipo de la gran Luz que nos envolverá el día de la Pascua.

Jesús se va de excursión a la montaña con tres de sus mejores amigos -Pedro, Santiago y Juan-, que seguro estaban pasando por algún mal momento de desánimo, y les mete una inyección de ánimo, como un pequeño chispazo de lo que será su Resurrección.

También el propio Jesús, "oliéndose" que más pronto que tarde le va a llegar el momento de su pasión y muerte, planificada por los poderes religiosos y políticos, siente la necesidad de subir a la montaña y encontrarse con su Padre-Dios para recobrar fuerzas y poder así afrontar los duros días que le esperan.

Y tan a gusto estaban los cuatro, que Pedro no quería que ese anticipo gozoso se terminara, y le dijo a Jesús: "Qué bien se está aquí... hagamos tres tiendas...".

Esta salida que tuvo Pedro la considero de lo más normal, porque ¿quién de nosotros, cuando atravesamos momentos de sufrimiento, desánimo o desesperanza, y recibimos una palabra de ánimo, un gesto de cercanía o una experiencia de alegría y disfrute, no deseamos que eso dure y dure y hasta nos resistimos a volver a la dura realidad de lo cotidiano??? A mí me ocurre con bastante frecuencia.

Más Jesús invita a sus amigos a no "quedarse en las nubes", sino a bajar de "la montaña" y, con la fuerza del "anticipo" que han experimentado, afrontar las dificultades de la vida con la firme esperanza de que en la resurrección de Jesús tenemos el triunfo asegurado.

¡Cómo me gustaría que en mi vida y en la vida de quienes creemos en la victoria de Jesús sobre todo signo de muerte, así sucediera!!

Es muy cierto que necesitamos momentos de "transfiguración" para desterrar nuestra mirada miope y descubrir la LUZ que, con frecuencia, envuelve la oscuridad de nuestra vida y de la vida del mundo, pero acto seguido, poner los pies en la tierra y seguir ofreciendo palabras y gestos de ánimo, de esperanza, de compasión y de consuelo.

En todos los tiempos, pero aún con mayor urgencia en este tiempo de pandemia, en medio de este nuestro mundo sufriente, hace falta mucha gente dispuesta a repartir esperanza, alegría, palabras de aliento..., aunque sólo sea un pequeño "anticipo" de lo que estamos llamados a ser y a vivir ¿Nos apuntamos...?

La Cuaresma se sigue empeñando en su llamada a la conversión, al cambio de nuestros estilos de vida.

¿Saldremos mejores de la pandemia? Expresión muy repetida en este tiempo. Estoy convencida de que es posible, porque la PASCUA está ya casi a la vuelta de la esquina.

Pues vamos a pedírselo en este domingo a quien nos ha regalado un "anticipo" de todo lo bueno que está próximo a llegar.

TENTACIONES

Qué bien se está aquí,                                                               donde la palabra acaricia y la presencia sostiene.

Donde el calor abraza y fluye el afecto                                Donde el amor se vive y la justicia es posible.

Qué bien se está, lejos de gritos y guerras vanas,             dejando que el trueno se apague                                                   y la alegría se vuelva baile.

Pero toca regresar a la tierra de todos,                                      donde el fragor cotidiano es más áspero y duro.

Toca volver, a los conflictos pendientes,                                       a las heridas abiertas,                                                                     a la verdad peleada,                                                                         a las preguntas que muerden,                                                         a los nombres difíciles,                                                              para sembrar el mundo de evangelio y esperanza.

(José María Rodríguez Olaizola. Religioso Jesuíta)



DETENERNOS

Corría el mes de marzo de 2020 y llegó a nuestros oídos la palabra "cuarentena", y hasta hoy, quizás sea una de las palabras que más hemos repetido en este tiempo de pandemia. Una "cuarentena" que nos llegó casi de incógnito, sin avisar y nos descolocó bastante.

Llega el 17 de febrero del presente año (miércoles de ceniza) y asoma en el calendario otra palabra muy parecida a la anterior: "Cuaresma". ¿Más de lo mismo? ¡Nooo!La "Cuaresma" es otra cosa, aunque ambas palabras signifiquen 40 días, y las dos nos inviten a detenernos.

Pero la "Cuaresma" no descoloca, más bien al contrario, nos coloca ante un camino a recorrer que tiene un final feliz, muy feliz.... Ya que en estos 40 días nos vamos a ir preparando para celebrar por todo lo alto -y falta nos hace-, que ni el miedo, ni el sufrimiento, ni los agobios, ni siquiera la muerte, tienen la última palabra, porque nuestro Dios le va a dar la razón a Jesucristo y a su proyecto, resucitándolo, quedando así desterrados para siempre cualquier signo de muerte. Esta es nuestra fe.

Intentando situarme en cómo debía empezar a recorrer este camino, precisamente el miércoles de ceniza, leía una reflexión de Alejandro Fernández Barrajón (religioso mercedario), que os la comparto porque me dejó un poco "removida":

"Está muy bien rociarnos de ceniza como símbolo de pequeñez y humildad; pero vale más un gesto de perdón a quien me ha ofendido que diez camiones de ceniza.

Está muy bien una limosna en tiempo de cuaresma como signo de caridad y de conversión, pero vale más un compromiso de luchar por la justicia, una actitud desprendida y en lucha constante contra el consumismo inútil, que mil limosnas de lo que nos sobra.

Está bien ayunar de vez en cuando, como manda la iglesia, para sentirnos solidarios con los pobres y descubrir el sacrificio de los que ayunan todos los días por obligación, pero vale más ayunar de egoísmos, de odios, de avaricias, de mentiras, de zancadillas y de indiferencia que dejar de comer cuatro filetes de carne los viernes cuaresmales"

Y para rematar el principio del camino hacia la Pascua, leo en el evangelio de este primer domingo de cuaresma (Marcos 1,12-15):

"¡Convertíos y creed en el Evangelio!"

¡Se me amontona el trabajo! Qué cuesta arriba me supone convertirme, para ir eliminando todo lo que me impide hacer de mi vida un evangelio vivo.

Pero una vez más, lo voy a intentar en esta nueva Cuaresma. Quiero hacerlo dejando que el Dios de la Vida me "vacune" con sus mismos sentimientos, con sus mismas actitudes, con su misma ternura y compasión.

Y para ello necesito DETENERME, hacer silencio, orar con un corazón sincero y agradecido.

La Cuaresma es una buena ocasión para DETENERNOS, porque si volvieran las "cuarentenas" -ojalá y no ocurriera-, seguiríamos atisbando el luminoso horizonte de la PASCUA.


¿PROHIBIDO TOCARSE?

Una de las consecuencias de la pandemia y, tal vez la que más nos está costando, es mantenernos distanciados de los demás, sin abrazos, ni besos, sin tocarnos.... Y ¡así debe ser!

Por eso, cuando me he parado a reflexionar el evangelio de este domingo (Marcos 1,40-45), no dejo de darle vueltas a algunas cosas.

En la época de Jesús tener lepra era sinónimo de ser una persona excluida, apartada de la sociedad, "descartada", como le gusta decir al papa Francisco.

Los leprosos carecían de cualquier contacto humano, daba miedo acercarse a ellos para no contagiarse de la lepra; la ley prohibía acercarse a los leprosos.

El leproso del que nos habla el evangelio no debía haberse acercado a Jesús, pero lo hizo, y Jesús, sin miedo al contagio, sintió compasión de aquel hombre rechazado por todos, se acercó, lo tocó y le devolvió la dignidad perdida. Ambos se saltaron la ley, porque ninguna ley religiosa, ni civil, puede ponerse por encima del bien de las personas.

En este tiempo de pandemia, con sobrada razón, se nos prohíbe tocarnos para no contagiarnos del Covid y, sobre todo, para no contagiar. Totalmente de acuerdo.

Pero yo me pregunto: ¿cuántas "leyes" deberíamos saltarnos? ¿cuántos miedos y prejuicios? ¿cuántos recelos tendríamos que desterrar para siempre? ¿Cuántos que nos están impidiendo acercarnos, "tocar" y acoger sin juzgar, a tantas y tantas personas que excluimos y la sociedad excluye? ¿Es que son los nuevos "leprosos" de nuestra época?

¡Y claro! no quiero ni debo sacar de mi corazón la cantidad de rostros marcados por la enfermedad de la droga, señalados por el estigma de la cárcel, expulsados porque son extranjeros, amontonados en chabolas porque no son de nuestra etnia.... No quiero, porque yo también tengo mis "lepras" y necesito que Jesús no deje de acercarse a mí, de tocarme y de liberarme de todo lo que me pueda impedir reconocer y asumir que todos esos rostros son mis hermanos, mi gente..., entre otras cosas, porque son la gente preferida de nuestro Dios.

Tampoco quiero acostumbrarme y no alzar mi voz al oír expresiones que me parten el alma: "Ellos se lo han buscado", "son unos viciosos", "que se pudran en la cárcel", "no trabajan porque son unos vagos y no se organizan...." Cosas parecidas decían de los leprosos en tiempos de Jesús.

Es muy acertado que en este tiempo de pandemia nos "prohíban" tocarnos, pero, a día de hoy, no tenemos ninguna ley que nos impida ejercitar la ternura, la compasión, la comprensión, la acogida..., con los "leprosos" que tenemos bien ceca, sin miedo a contaminarnos.

Y dándole vueltas a la cabeza, le pido a Jesús que me alargue la mano del corazón para no dejar de acercarme, tocar y dejarme tocar por Él y por su gente preferida.

CUIDARNOS PARA CUIDAR

Desde que empezó esta dichosa pandemia, no pocas veces al día me dicen "Cuídate mucho", y lo agradezco porque no deja de ser una muestra de afecto.

No sé si me cuido mucho o poco, pero sí lo intento y lo hago convencida de que en la medida en que me cuide podré cuidar a las personas con las que trato a diario, y sobre todo, por responsabilidad personal con el bien común.

El papa Francisco, en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz (1 enero2021), nos ha propuesto hacer posible en todo el mundo "la cultura del cuidado":

"La cultura del cuidado como camino de paz, necesario para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo, del individualismo y la confrontación".

Nos invita el Papa a "hacernos cargo los unos de los otros y también de la creación, para construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad".

Uno esta propuesta del Papa con el Evangelio de este domingo (curación de la suegra de Pedro. Marcos 1,29-39), y me reafirmo en la urgente necesidad que hoy tenemos de caminar por la vida curando fiebres y sanando heridas, cuidándonos para cuidar a los demás.

Contemplo a Jesús acercándose en sábado a una mujer -dos cosas nada bien vistas en su época-; le ofrece cercanía y ternura, la levanta. . ., y la fiebre desaparece.

Rápidamente la mujer conectó con la "onda" de Jesús, y se puso a servir y a cuidar a la gente que andaba por la casa.

Pienso en la cantidad de mujeres que siguen aún postradas, esperando que alguien se acerque a ellas y las levante, las escuche, les valore sus servicios callados, las libere de la violencia machista o de otras violencias, y les devuelva su dignidad perdida.

Y pienso también en las "fiebres" que me pueden dar en este tiempo tan recio: individualismo, miedo, desesperanza, ganas de tirar la toalla. . .

Más en este rato de silencio quiero dejarme tocar por Jesús, que él me coja de la mano, me levante, me lleve a orar con él y me empuje a seguir sirviendo, y si fuera necesario que me administre no "Parancetamol", sino la medicina del CUIDADO.

Así se lo pido a Jesús para mí y para quien desee seguir cuidándose para cuidar.           (oir canción)

CÚRAME

Si pudiera borrar las cosas que enferman tanto mi alma,

si pudiera desdecirme de tanta palabra airada

si pudiera deshacer, tanto daño como he hecho

si pudiera comprender que un abrazo es un comienzo

Si pudiera confiar en tu amor y no en mis fuerzas

Si pudiera caminar hacia Ti y abrir mi puerta

Si pudiera descifrar las marañas de mi mente

Si pudiera no sentirme tan enferma, tan doliente....



mírame, pues tu mirada me ilumina el corazón

tócame con tu caricia que bendice mi oración

estréchame con tu abrazo

álzame, tenme en tus brazos

acompáñame por siempre y no temeré el cansancio

guíame, dame tu mano, para no perder la senda

muéstrame con tu presencia la belleza de esta tierra

cúrame con tu amor

límpiame, sana mi vida,  cantaré tu desmesura cada uno de mis días

Yo quiero darte posada
quiero ampliar la mirada
ser refugio para otros
despojarme, darlo todo
quiero acogerte en mi casa
cúrame, Señor...mi Dios...
cúrame el alma
cúrame el alma
cúrame el alma

Salomé Arricibita (oir canción)


CORAZÓN ENDURECIDO

"Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, no endurezcáis vuestro corazón"     (salmo 94)

Rezando con el Salmo de este domingo me he quedado un poco triste, porque he caído en la cuenta de que no pocas veces, mi corazón anda endurecido. ¿Será por no complicarme más la vida? ¿Será la falta de esperanza de que este mundo puede cambiar a mejor? ¿Será que me he acostumbrado a tantas situaciones de pobreza y sufrimiento con las que convivo a diario? ¿Será una consecuencia más de esta y otras pandemias que azotan a la humanidad? ¿O será un poco de todo esto y algunos añadidos más . . .? Creo que debo seguir buscando las causas.

De lo que sí estoy segura es de que cuando el corazón se endurece, vamos perdiendo la capacidad de sorprendernos ante lo que sucede a nuestro alrededor; se quedan bloqueadas la ternura y la compasión, nos hacemos insensibles al dolor ajeno y sólo nos interesa lo nuestro y lo de los nuestros. Lo único que sale fortalecido es el individualismo y el egoísmo, perdiendo así todo lo bueno que anida en nuestro interior.

Y puede ser que una de las causas o la causa mayor, sea que no escucho en toda su hondura la Palabra de Dios, "Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor", y sí pongo oídos a otras voces capaces de aturdirme y lograr que mi corazón se cierre y se endurezca. Porque hoy son tantas las voces, mensajes, llamadas, WhatsApp .... que nos llegan a una velocidad de vértigo, y que son capaces de entretenernos y de ahogar la única VOZ que realmente puede reblandecernos el corazón.

Volviendo a reflexionar sobre el Salmo de este domingo, de nuevo descubro la necesidad de apagar todos los "aparatillos" que sólo me anuncian "cantos de sirena", y conectar el dial con la melodía de la Palabra de Dios, que me habla desde el Evangelio y desde los acontecimientos de la vida cotidiana. Para ello necesito hacer silencio y acallar las voces que me aturden.

Así lo intenté hace unos días y escuché la VOZ del Señor que me hablaba a través de esta noticia: "Solo uno de cada diez habitantes de los países pobres podrá ser vacunado, pero los países ricos han comprado dosis suficientes para vacunar a su población tres veces. No se trata de salvar solo a los países ricos. Si el resto del mundo no tiene acceso a la inmunización lo vamos a pagar todos".

Y mi corazón dio como un vuelco y, casi, casi empezó a reblandecerse; me percaté de que abriendo el oído a la realidad del mundo empobrecido, dándome cuenta de que soy una privilegiada porque no me falta de nada, agradeciendo todo lo que gratis he recibido, mi corazón se vuelve "blandito", puedo seguir llenándolo de rostros y de nombres, y hasta el Dios de la Vida me hace un guiño de complicidad.

ESTO NO ES UN MAL SUEÑO

El virus sigue atacando con toda su fuerza. Cuando creíamos que la pandemia estaba casi controlada, llegaban las primeras vacunas, y que el Covid sólo era un mal sueño pasajero, nos viene la llamada "Tercera Ola" y de nuevo toca "apretarnos el cinturón" por el cuidado personal y por el bien común de toda la humanidad, porque estamos ante un virus universal que no entiende de fronteras ni de clases sociales.

No vivimos tiempos fáciles. Una "Tercera Ola" de nuevo cargada de sufrimiento, muertes, miedo, renuncias, incertidumbre, aumento de la pobreza....., nos ha descolocado bastante. Yo al menos, así lo estoy viviendo., porque no es precisamente un mal sueño. ¡Ojalá así lo fuera!!!

Por ello, además de cumplir a "rajatabla" con todas las medidas que nos dictan las autoridades sanitarias y políticas -sin ningún tipo de excusa ni justificación-, toca volver al silencio, a la oración, a la escucha de la Palabra de Dios que, como siempre, es tremendamente oportuna.

Así es la que se nos regala en el Evangelio de este domingo (Marcos (1,14-20)

"Convertíos y creed en el Evangelio"

Jesús nos invita a convertirnos, que es lo mismo que cambiar de mentalidad y de estilo de vida.

Con la pandemia nos ha quedado claro que no podemos vivir como antes lo hacíamos. Y esto nos cuesta un montón. Al principio de la pandemia algunos decían que "íbamos a salir mejores" y parece que no lo estamos consiguiendo del todo. Personalmente aún me faltan algunas cosas que debo rectificar.

Y por si se quedaba corto, Jesús nos llama a seguirle. Así lo hizo con aquellos humildes pescadores, que no dudaron en dejar sus aperos e irse con el Maestro: No eran precisamente una panda de intelectuales, eran gente muy normalita, que se dejaron cautivar por la fuerza transformadora del Evangelio.

"Venid conmigo"

Y en estas dos invitaciones CONVERSIÓN Y SEGUIMIENTO, encontraremos la clave para afrontar este tiempo tan convulso con otro "tonillo": Nuevo estilo de vida cautivados por el impulso transformador del Evangelio.

Así pudiera ser que "El mal sueño" se convirtiera en una luminosa realidad: Un mundo repleto de fraternidad y todos vacunados contra el individualismo.


PERIFERIAS

NAVIDAD 2020

Porque no había sitio para ellos en las posadas; porque se encontraron todas las puertas cerradas; porque no se sintieron acogidos por nadie....., un joven matrimonio se instaló en las periferias de un pueblo casi desconocido, símbolo de todo lo pequeño.

Y en un establo se encendió una Luz inmensa que se irradió, desde la sonrisa de un bebé, iluminando a todo el mundo, pero con mayor potencia a todas las periferias. Allí donde están malviviendo o mal-muriendo quienes nada son y nada cuentan.

Y resultó que ese bebé chiquitillo era nada menos que nuestro Dios. El Dios de la ternura. El Dios encarnado en lo pequeño, en lo débil, en lo pobre.... El Dios enamorado de las periferias, que quiso venir a visitarnos y se quedó con nosotros para siempre.

Y desde aquella bendita Noche-Buena, el bebé nos dejo muy claro que las periferias no son para visitarlas y salir corriendo sin más, sino para "empadronarnos" en ellas porque son "tierra sagrada", para descubrir que en ellas habita el Dios de la Vida.

El Dios que no deja de invitarnos a encarnarnos en las periferias de nuestro mundo, para llenarlas de luz y de esperanza, para colmarlas de dignidad, y para dejarnos contagiar por el gusto de lo pequeño, lo frágil, lo pobre, lo que nada cuenta.... Para dejarnos habitar por el Dios enamorado de las periferias.

Si nos atrevemos a "empadronarnos" en estos lugares puede que experimentemos el frío de la noche, la incomprensión y la soledad...

Pero, igual que en Belén sucedió lo inesperado, en las periferias sucede a cada instante el encuentro gozoso con un bebé chiquitillo, que es NUESTRO SALVADOR.

El censo en las periferias aún no se ha completado, sigue abierto.... Corramos a "empadronarnos", nos irá muy bien.

A toda mi gente que me quiere y quiero un montón, os deseo una gozosa Navidad, porque ningún virus será capaz de apagar la Luz que brotó hace más de dos mil años de la sonrisa de un bebé.

Auxi

CARTA A MARIA DE NAZARET

Aniga María de Nazaret

Me dirijo a ti como "Amiga" porque así te considero. Aunque no nos hemos conocido personalmente, cosa que me hubiera gustado un montón y sobre todo, haber echado un rato largo hablando contigo, leyendo el Evangelio de este cuarto domingo de Adviento, he vuelto a sorprenderme -no tanto como tú-, por tu respuesta a lo que el Señor te pedía.

Una propuesta que te descolocó y hasta te dio miedo, porque no entendías nada de lo que el Ángel te decía. Pero ni un minuto tardaste en contestar con un "SÏ" bien grande, para que se cumpliera en ti el plan de Dios. Me faltan palabras para agradecértelo, y me pregunto qué hubiera pasado si tu respuesta hubiese sido negativa, prefiero no pensarlo.

Con tu "SÏ" fuiste capaz de cambiar la historia de la humanidad; de regalarnos la auténtica salvación, la alegría profunda de saber que desde aquel momento, es posible un mundo nuevo lleno de ternura, de justicia, de fraternidad.... Contigo empezó todo lo bueno que el Señor nos ofrece. ¡Y qué paradoja que todo lo bueno empezara en un pesebre, resultado del "SÏ" de una Mujer pobre, sencilla, desconocida...!

Confieso que admiro tu valentía, porque a mí no me resulta nada fácil aceptar los planes de Dios, sobre todo si no se acomodan a los míos, y poco tardo en poner mil excusas. Por eso te pido que me quites el miedo para que vaya siendo cada día más capaz de responderle a Dios con un "SÏ", aunque no sea tan grande como el tuyo.

Nos quedan muy pocos días para celebrar el nacimiento de tu Hijo. Por ahora andarías dando tumbos junto con tu José, buscando alojamiento y encontrando todas las puertas cerradas.... Pues por aquí aún seguimos cerrando puertas a quienes no conocemos o consideramos extranjeros, igual que erais vosotros en Belén.... Y seguimos construyendo "pesebres" para alojar a quienes nada son y nada cuentan en este mundo, pero a los que Tú enalteciste en tu canto del Magníficat: "Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes". No nos lo tengas en cuenta, porque esta Navidad, muchas personas vamos a hacer "borrón y cuenta nueva". ¡Ayúdanos a lograrlo!

Bien sabes que esta Navidad va a ser muy distinta a la de otros años por la pandemia que invade nuestro mundo, por eso también te pido que me ayudes y nos ayudes a entender que nada cambiará de lo fundamental que celebramos, porque nuevamente escucharemos una gran noticia: "HOY OS HA NACIDO UN SALVADOR". Y Tú, María, tienes la culpa de este gran regalo.

Por eso quiero seguir llamándote y sintiéndote AMIGA.

"ESTAD SIEMPRE ALEGRES"

Este tercer domingo de Adviento lo conocemos en la iglesia como el "Domingo de la Alegría", así nos lo recuerda San Pablo en una de las lecturas que hoy escucharemos en la Eucaristía: ¿Estad siempre alegres?

¿También en este año tan duro tan lleno de dolor, sufrimiento, muertes, miedo e incertidumbre, hemos de estar alegres.....? ¿Qué razones tenemos para la alegría? Ciertamente hay que tener mucho, mucho valor para ello...., porque hay situaciones en la vida que no invitan precisamente a estar alegres. ¿Quién de nosotros no está deseando que termine de una vez este año 2020?

¿Y si estas preguntas se las hiciéramos a quienes viven permanentemente sufriendo la gran pandemia del hambre; las consecuencias de guerras absurdas; a quienes se ven obligados a dejar su tierra y su familia y después terminan ahogados en el mar, o viviendo indignamente en campos de refugiados, o explotados en duros trabajos, o muertos bajos los escombros de una nave en llamas....? Muchas de estas personas ya no podrían ni responder.

Intentando responderme a estas preguntas en este "Domingo de la Alegría", reconozco que no me ha resultado del todo fácil. He necesitado un largo rato de silencio para hacerle sitio en mi corazón al Dios de la ternura, y dejarle que me susurre al oído sus palabras de aliento, consuelo, esperanza....., y pidiéndole que me ayude a sacar de mi cabeza otras voces que me aturden, me llenan de miedo y me roban la esperanza. Al menos en este rato lo he conseguido y cómo me gustaría que no fuera algo pasajero.

Seguro que no lo será, porque he vuelto a descubrir la única razón en la que se ha de fundamentar mi alegría recordando estas palabras del Papa Francisco: "La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de quienes se encuentran con Jesús". Por ahí va la cosa. Sólo desde el encuentro personal con Jesucristo es posible permanecer en la alegría verdadera, que es muy diferente a la algarabía y al bullicio, y opuesta a las alegrías pasajeras y efímeras que nos ofrece a diario la sociedad.

Y también ha vuelto a sonar una musiquilla en mi interior, cuya letra decía algo así: "Os anuncio una buena noticia, una gran alegría que lo será para todo el pueblo: Hoy os ha nacido un Salvador". Esta es la razón profunda para no perder la alegría, quienes hemos tenido la gran suerte de dejarnos encontrar por nuestro Dios.

He terminado mi rato de silencio leyendo el Evangelio de este domingo, en el que el profeta Juan Bautista nos invita a "Allanad el camino del Señor". Con esta tarea nuestra alegría jamás se convertirá en algarabía, ni el Covid podrá arrebatarnos la esperanza.

Nuestro Dios está cerca. Vamos a ir haciéndole sitio en nuestra vida, y muy posiblemente la sonrisa de un Niño, nacido en un pesebre, será para siempre la razón de nuestra alegría.

ALLANAD LOS CAMINOS

Allanad los caminos de vuestra vida                                       porque el Señor está cerca.

Él vendrá y llenará de esperanza                                             a los que la han perdido                                                            y están frustrados y tristes.                                                   Vendrá y traerá la paz                                                               a los que andan preocupados                                                   y no saben descansar en ningún regazo.

Vendrá y será nuestra luz                                                       en medio de la noche y las tinieblas                                     para que no nos perdamos.                                         

Vendrá y nos ofrecerá su compañía                                       para que nadie se sienta solo y abandonado                         en las frías entrañas de la tierra.

Vendrá y se convertirá en guía                                              de quienes están cansados y rendidos,                                   y de los eternos desilusionados.

Allanad los caminos de vuestra vida                                      porque el Señor está cerca.

Él vendrá como el rocío mañanero,                                      como la luz del alba,                                                            como la lluvia que empapa la tierra,                                     como el sol que calienta nuestra existencia,                            como el aire que infunde vida,                                            como la nieve que nos cubre de blancura.

Él cambiará nuestros corazones de piedra                           en corazones de carne cálida y tierna,                                 lavará nuestro rostro con agua fresca,                                  despertará nuestros ojos dormidos,                                      ablandará la dureza de nuestras entrañas,                            guiará nuestros pasos vacilantes                                         por sendas rectas y llanas,                                                        perfumará todo nuestro ser con sus fragancias                     y fecundará nuestra vida yerma.

Allanad los caminos de vuestra vida                                         y esperad al Señor que ya llega.

Los que pasáis por este mundo                                              sin encontrar sentido a la vida,                                              los que sobrevivís                                                                      a pesar de los golpes y las caídas,                                            los que seguís caminando                                                        sobreponiéndoos a la dureza del camino;

los que cantáis canciones alegres y solidarias,                     los que dudáis de los signos de su presencia,                          lo que anheláis conocerle                                                          y escuchar su palabra,                                                            los que cada día abrís                                                         nuevos caminos de esperanza...

Esperad al Señor en el umbral de vuestra casa,                      porque Él se acerca sin hacer ruido                                         y trae la paz y el consuelo.

¡No pases de largo, Señor!

¡Detente, en el umbral de mi casa!!


(Florentino Ulibarri)

EL ARTE DE CONSOLAR

Hace años, estudiando en la UNED Educación Social, un profesor me dijo:"Consolar es un arte que hemos de aprender"; no lo he olvidado y aún sigo en el empeño de seguir aprendiendo el arte de CONSOLAR; a veces me sale y otras...., no tan bien como me gustaría.

Aunque a veces también pienso que eso de consolar sirve para poco, sobre todo en esta sociedad en la que todo se mide por los resultados inmediatos; pero pronto caigo en la cuenta de que hay cosas que no se pueden medir con un metro, pero que sus resultados son infinitamente grandiosos. Algo así ocurre con el arte de consolar.

Y mira por donde, en este segundo domingo de Adviento, llega el profeta Isaías con este mensaje: "Consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios... Habladle al corazón".

Dándole vueltas a esta lectura del profeta (Is. 40,1-5.9-11), la llamada a consolar cobra en mi vida un nuevo color sobre todo en este tiempo de pandemia universal, en el que tantas y tantas personas están muy necesitadas de ser consoladas.

Más aún, ¿quién de nosotros -con o sin pandemia-, no hemos estado o estamos necesitadas de consuelo?

Personalmente en este año he vuelto a descubrir que soy frágil, que no todo lo puedo por mí misma, que necesito ser consolada, escuchada, querida......, y he experimentado con gran gozo, que tengo mucha gente a mi alrededor que son expertas en el arte de consolar, porque me han hablado al corazón. ¡Cuánto bien me han hecho, imposible de medirlo!

Y sobre todo, me he sentido muy consolada por nuestro Dios, ese Dios que es todo consuelo; lo fue en su tiempo poniéndose al lado de la gente sufriente, excluida,, despreciada...., y lo sigue siendo; pronto lo celebraremos regalándonos su ternura encarnado en un Niño. Y por eso no deja de invitarnos a ser personas expertas en consuelo. ¡Bendita invitación!

No sé si estaré un poco equivocada, pero entiendo que CONSOLAR es algo que se da la mano con el arte de AMAR, de hablar al corazón de la persona, de repartir esperanza, de estar al lado, de apoyar y escuchar a la gente que sufre por cualquier circunstancia, incluso escuchando su silencio; a veces no es necesario que hablemos mucho, sino que nuestra cercanía transmita comprensión y acogida, siendo testigos de la ternura de nuestro Dios.

Buen momento es el tiempo del Adviento para seguir adiestrándonos en el arte de consolar. El próximo martes también tendremos ocasión para acercarnos a la vida de una Mujer -María Inmaculada-, otra gran experta en consuelo.

SONREIR A LA ESPERANZA

Empezamos el tiempo de Adviento en medio de una pandemia. El mundo, y cada uno de nosotros, estamos sufriendo y haciéndonos un montón de preguntas cada día: ¿Cómo puede ser que un pequeño virus ponga en jaque a toda la humanidad? ¿Me contagiaré yo y mi gente? ¿Cuándo acabará, y cuándo y cómo saldremos de esta? ¿Por qué nos está ocurriendo esto........?

¡Nosotros que andábamos convencidos de que teníamos todo bajo control, ahora resulta que nos descubrimos frágiles, impotentes, con miedo y con poquita esperanza!

Pero resulta que, en medio de este caos que nos envuelve, llega el tiempo de Adviento y se nos invita a sonreír a la Esperanza, plantando cara a todo atisbo de desesperanza, porque nuevamente nos va a visitar AQUEL que es más fuerte que el Covid-19.

El Adviento es tiempo para barrer de nuestro interior todo miedo y toda desesperanza -que no la prudencia y la responsabilidad-, y acoger a nuestro "Dios-con-nosotros", que se manifiesta en un pequeñito niño pobre y necesitado de cuidados. El "Cuídate mucho" que tantas y tantas veces nos estamos repitiendo en esta pandemia, se vuelve a oír, pero de otra manera, desde un establo:

Vengo a cuidaros, para que os cuidéis y no sólo a vosotros y a los vuestros, también a mi gente preferida: A esa que no cuida casi nadie y que carecen hasta de mascarillas y de agua para lavarse. En mi pequeñez y en mi pobreza, está mi fuerza.

Y porque tú Niño de Belén, lo dices, yo me lo creo, y hasta voy a intentar sonreír a la Esperanza.

En este primer domingo de Adviento, vuelvo a rezar con lo que escribí en la Navidad del 2014, os lo devuelvo por si os sirve para sonreírle a la Esperanza.

ASÍ, PEQUEÑO, ASÍ

Así, pequeño, así.

Así quiero que nazcas nuevamente en mi vida.

Te quiero, pequeñito -no me gusta lo grande-.

Te quiero así de débil -tengo miedo a lo fuerte-.

Te quiero así de niño -los sabiondos me aturden-.

Así, pequeño, así.

Así quiero que nazcas nuevamente en el mundo.

Acampa entre la gente que no tiene posada,

aunque sí tienen vallas y leyes que condenan;

"expulsiones calientes", contra todo derecho;

leyes de extranjería, contra la dignidad.

Así, pequeño, así.

Asómate en silencio donde fraguan las leyes

de la gran economía "que mata" sin piedad.

Así lo dice el Papa Francisco, tu fiel embajador.

Así nos lo enseñaste, naciendo en un Portal.

Así, pequeño, así.

Quédate, quietecito, en corazones pequeños,

de mucha gentecilla que siguen empeñadas

en querer lo pequeño, lo frágil, lo débil...

Que siguen empeñadas en hacer Navidad.

¡Les queda la Esperanza, nacida de Mujer!



Así, pequeño, así.

Párate, pequeñito, ante cualquier acera.

Ahí están los sin-techo, "al raso" -como tus pastores-.

Por ahí camina sin rumbo, la droga que destruye....

Que les llegue tu LUZ, no la luz del consumo.

Son gente pequeñita, son tu gente.

Así, pequeño, así.

Acércate a los márgenes de cualquier pueblo o ciudad,

y envuelve en tus pañales a familias enteras,

que sienten en su carne el frío de una crisis que no tiene final,

aunque sí que lo tenga para grandes fortunas.


Así, pequeño, así.

Y si te queda tiempo, acampa por el SUR,

donde la palabra enmudece.....

CANTAR A LA VIDA

Celebrar la fiesta de Todos los Santos y de los Difuntos es una invitación a CANTAR A LA VIDA.

Pudiera parecer que en este tiempo en el que nos sentimos amenazados por un virus que mata, cantar a la Vida es una gran contradicción.

Más desde una lectura sosegada del Evangelio de las Bienaventuranzas, tenemos razones sobradas para entonar un canto agradecido por la Vida de tantas personas cercanas y no tan cercanas, que han pasado por el mundo y por nuestras vidas generando Vida, sanado corazones, llenando nuestro mundo de bondad, haciendo posible la justicia y la paz, perdonando, compartiendo el sufrimiento ajeno, sirviendo sin pedir nada a cambio, con el corazón limpio de "malos rollos", apostando por la defensa de las personas más empobrecidas.....

Podríamos ir añadiendo muchas más cosas, porque es mucho y grande todo lo que estas personas nos han dejado como ejemplo a seguir. Todos nosotros podemos ponerles nombre y rostro; a mí no me resulta nada difícil hacerlo y por ello me atrevo a CANTAR A LA VIDA, a sus Vidas, a pesar de que su ausencia y su no presencia física duela y mucho.

Son "Los santos y santas de la puerta de al lado", como les llama el papa Francisco con mucha razón. De ellos y ellas no tenemos imágenes de madera o escayola, ni los sacamos en procesión, ni los tenemos en los retablos de nuestras iglesias, nos apañamos con sus fotos ...

Pero su torrente de bondad ha inundado -y lo sigue haciendo-, los caminos de nuestro mundo y de nuestra vida. Sus vidas han olido mucho a Dios y así nos lo han transmitido y sólo por eso, son Santos y Santas.

Y a ello se nos invita en esta fiesta: No basta el canto agradecido, hay que añadirle nuestro compromiso de ser santas y santos. Me pregunto con frecuencia si de verdad estoy interesada en ser santa, y a veces pienso que es algo inalcanzable, sólo para gente extraordinaria.... ¡Gran error el mío! Porque la cosa es un poquito más fácil: Sólo es necesario vivir la fe de manera apasionada y orientar nuestra vida cotidiana desde el programa que Jesús nos presenta en las Bienaventuranzas, para hacer del mundo el lugar que Dios soñó, y tener nuestra propia felicidad asegurada.

En estos días, en los que vivimos momentos de incertidumbre y hasta de miedo, nos podemos acostumbrar a ver sólo lo negativo que nos rodea y no alcanzar a descubrir el soplo divino que nuestro Dios regaló a las personas que nos han precedido y nos sigue regalando a todos nosotros. Con ello contamos para seguir CANTANDO A LA VIDA con la letrilla de las Bienaventuranzas. Son tiempos de convertirnos en personas generadoras de esperanza, a pesar de los pesares.

DICHOSOS

DICHOSOS los que lloran
porque su consuelo se hará realidad
DICHOSOS los que sufren
porque la tierra será su heredad

DICHOSOS los que son pobres de espíritu
porque suyo es el Reino de Dios
DICHOSOS los hambrientos de justicia
pues se saciarán sin condición.

DICHOSOS SERÁN, DICHOSOS SERÁN
DICHOSOS SEREMOS SI NO SOMOS "DUEÑOS"
Y VIVIMOS EN PAZ (BIS)

DICHOSOS los misericordiosos
porque ellos tendrán misericordia
DICHOSOS los limpios de corazón
porque de ellos será la gloria

DICHOSOS los que trabajan por la paz
porque los llamarán Hijos de Dios
DICHOSOS los perseguidos
porque de ellos es el Reino del Amor.

DICHOSOS SERÁN, DICHOSOS SERÁN
DICHOSOS SEREMOS SI NO SOMOS "DUEÑOS"
Y VIVIMOS EN PAZ (BIS)

DICHOSOS vosotros cuando os insulten
y os persigan por mi causa
estad alegres, no tengáis miedo

porque yo soy vuestra casa
DICHOSOS vosotros cuando os insulten
y os persigan por mi causa
estad alegres, no tengáis miedo

porque yo soy vuestra casa.

DICHOSOS SERÁN, DICHOSOS SERÁN
DICHOSOS SEREMOS SI NO SOMOS "DUEÑOS"
Y VIVIMOS EN PAZ (BIS)

Salomé Arricibita

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